CAPÍTULO 13

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Un silencio abrumador inunda la habitación tras su pregunta, ¿Me quería besar? ¿A mí? No comprendía nada, claro que quería que me besara no tenía ninguna duda. Empiezo a entrar en pánico mientras mi cabeza asiente, no recuerdo la última vez que me besaron, eleva la cabeza lentamente, yo de los nervios no sé a donde debo mirar, ¿A los ojos? ¿A la boca?

Me siento como un crío de catorce años que va a besar a la chica que le gusta, bueno, en ese caso ella a él. Las manos me empiezan a sudar como de costumbre. El corazón me palpita y siento que me va a explotar el pecho mientras mi estómago se revuelve.

Finalmente no puedo esperar más, me incorporo yo también, pero para mi poca suerte, el borde de la cama me juega una mala pasada y acabo por los suelos, había apoyado el codo en el borde y no lo suficientemente cerca.

¡JODER QUE TORPE ERES NATHANIEL!

Su risa vuelve a llenar el vacío de la habitación, la miro y tiene la cara roja de la risa, se agarra la tripa y yo no puedo evitar que se me contagie tan dulce risa, me siento bien la cojo de la mano y tiro de ella hacia el suelo, quedándose encima mía. Se le quita la risa de repente y me mira a los ojos.

He de confesar que la situación es bastante sexy, y espero que mi amiguito no me juegue una mala pasada, yo tumbado y ella semi-sentada encima mía. Antes de que mi torpeza nos interrumpa de nuevo la cojo de la nuca suavemente y la acerco para juntar mis labios con los suyos.

Unos cálidos y carnosos labios se funden con los míos, besos húmedos y calientes, ella me muerde el labio y yo trato de pensar en cosas frías porque como me caliente ya no paro. No puedo evitar que mi amiguito quiera salir a jugar, por favor que no lo note.

Ella se aleja unos milímetros y me coge las manos que estaban situadas en su nuca, y las coloca en sus caderas, bueno para que mentiros, en su culo, yo no puedo evitarlo y la cojo y la doy la vuelta estando yo ahora arriba, la mirada de deseo y la tensión nos pide más, su mirada desafiante me pone demasiado.

—Joder.— jadea.

Acaricio sus muslos por encima del pantalón, ella recorre mi pecho y mis brazos, la pasión nos puede, la tensión sexual también.

Yo me abro paso entre sus piernas y ella las rodea en mi cintura, me quita la camiseta y noto sus cálidas manos recorrerme el pecho y la cadena que cuelga de mi cuello con mi nombre y mi grupo sanguíneo. Ella enrolla los dedos en esta y tira de mi para pegarme más contra ella.

Acaricia cada parte de mi torso, desciende lentamente a las costillas, pero yo la cojo la mano aún dolido por la agresión del otro día. Me mira con confusión pero la beso de nuevo.

Le paso las manos por debajo de la sudadera. ¿Voy demasiado rápido? No pretendo incomodarla.

La miro a los ojos y solo descifro deseo en tal mirada penetrante y oscura. Se sienta lentamente y se quita la sudadera con mirada inocente, mi mirada recorre sus pechos escondidos tras un sujetador negro de encaje, me lamo los labios, me acerco a su cuello, ella disfruta mi acercamiento y con gusto esparzo besos en su cuello, su clavícula...

—...y me dijo "cuando quieras nena"— oímos una voz entrando en la habitación.

Los dos nos quedamos paralizados mirando a Sam que entraba por la puerta hablando por teléfono.

Ella nos mira, nosotros la miramos. Mierda.

Nos incorporamos como podemos, la vergüenza me pesa y solo puedo mirar la habitación en busca de mi camiseta. Yo sé que estoy tremendo pero ahora mismo me resulta muy incómoda la situación.

Cuando por fin la encuentro, ayudo a levantarse a Paige, quien me mira con gracia desde el suelo tapándose con su camiseta, la planto un seductor beso en los labios y salgo de la habitación pasando al lado de Sam y despidiéndome con media sonrisa en la cara.

NATHAN   *(Horas De La Eternidad #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora