NATHAN *(Horas De La Eternidad #2)

CAPÍTULO 4

Unos ruidos extraños de Chastity me despiertan en la madrugada. ¿Qué la pasa?. Me giro a verla y esta pálida, la toco la cara y esta helada.

—¿Tity? ¿Estás bien?.

Algo no andaba bien, no me contestaba, corro a la habitación de mi madre, y la veo tumbada con el uniforme en la cama.

—¡Mamá, algo le pasa a Chastity!— la grito zarandeándola.

Ella abre los ojos rápidamente y se levanta con prisa, la llevo a mi habitación y le pone la mano en la cara.

—Está helada.

Acto seguido me grita que coja las llaves del coche, le hago caso y en menos de un minuto ya estamos abajo.

No lo dudo ni un segundo, entro en el asiento del conductor y mi madre se sienta detrás con ella, todavía dormida/inconsciente.

Conduzco todo lo rápido que puedo hasta el hospital más próximo.

Dejo literalmente el coche tirado en medio de dos plazas. Abro la puerta de atrás y mi madre empieza a llorar.

—¡¿Que pasa?!.

—N-Na-Nathan, no tiene pulso— me dice mirando a mi hermana.

Yo la cojo de sus brazos todo lo rápido que puedo y corro hacia la puerta de emergencias.

Corro por su vida, no puedo dejar que se vaya, es mi pequeña, es mi princesa, mi monstruito, es la única persona a la que me atrevo decir que la amo.

Entro por la puerta haciendo mucho ruido.

—¡Necesito un médico YA! ¡Mi hermana no respira!— digo mirando a todos lados.

Una camilla aparece a mi lado y unos doctores me la arrebatan de mis brazos, su pequeño cuerpo carece de vida. Mi madre a mi lado me abraza viendo como se la llevan a través de unas grandes puertas.

Me acerco y tras los pequeños cristales veo como sacan unos pequeños desfibriladores a la vez que una doctora la practica la RCP. Ella para y descargan la corriente en su pequeño cuerpo, que se eleva ante la electricidad. Un médico pasa una cortina evitando que vea esa traumante escena.

Eso no es bueno, nada bueno, cualquier persona sin poseer ningún conocimiento de medicina sabe que eso no es que esté bien.

Tras varios minutos de pie y sin poder estarme quieto la ira me consume y pego un puñetazo a la pared haciendo que mis nudillos empiecen a sangrar. El dolor consigue esparcir una pequeña chispa de tranquilidad por mi cuerpo.

Es culpa tuya, deberías de haberla preguntado ayer después de haber escuchado su tos como se
encontraba.

Mi subconsciente me culpa y la tristeza y culpabilidad me hunden en lo más profundo de este hospital.

Un doctor sale por las puertas y yo corro hacia él, me apoya una mano en el hombro y me tranquiliza.

—Está estable, pero tenemos que hacerle pruebas para saber la causa.

Yo le abrazo sin poder contenerme. Él me consuela y mi madre aparece detrás abrazándome.

Después de pasar lo que quedaba de noche en el hospital nos han comunicado que es leucemia, nuestra pequeña tiene leucemia y nos enteramos de un día para otro.

El cara dura de mi padre no ha hecho presencia por aquí, a pesar de mi madre haber malgastado media hora de la vida de mi hermana en llamarle y escribirle.

Salgo al pasillo desesperado y busco al doctor de Tity.

—Disculpe doctor.— se gira y me mira a los ojos, su mirada oscura y casi penetrante me mira con pena, la noto.