—¿Quién es?— habla el telefonillo
—El mecánico y el nuevo corredor del jefe.
La enorme puerta se abre y Pol acelera la camioneta. Finalmente aparcamos en un enorme garaje en el que hay más coches lujosos juntos de los que podría ser capaz de imaginar. Al fondo pueden apreciarse las motos y Pol da marcha atrás hasta allí.
Le da las llaves a un tío con la cabeza rapada y media cara tatuada.
—Te las he traído un poco antes, solo necesita el cambio de faros y limpiarla, tengo mucho lío, ¿Qué te falta?
—Han traído una por piezas, la terminaremos de desmontar y te llamaremos Pol.
—Genial, ahora vengo voy a llevarle al despacho.— dice mi amigo señalándome.
Me guía por unas escaleras hasta el ático donde hay unas infinitas vistas detrás de un escritorio de madera y cristal sobre una alfombra blanca de forma irregular. De detrás de una puerta sale el jefe, ya no tiene el casco con la luna oscura puesta. Sus rasgos son muy inesperados.
Mandíbula firmemente marcada y ojos oscuros como la ceniza, el pelo rapado al 1 o al 2, tiene una apariencia bastante joven, no creo que me saque muchos años, cinco como mucho.
—S...Señor... Soy Nathaniel.— él levanta la vista de su iPad y me mira seriamente.
Pol se adentra en la sala como si fuera su casa y deja un par de hojas en el escritorio.
—La Ducati estará para dentro de un par de días, las Suzuki de las gemelas las tienes abajo en manos de Diggi y el papeleo ya está firmado.
Antes de irse me da una palmadita en el hombro y desaparece como si nada.
—Bien Nathaniel, acompáñame, conocerás a los otros corredores.
Volvemos a bajar todas las escaleras, me ha parecido ver un ascensor, ¿Por qué no lo utilizan? Llegamos al garaje y en medio riéndose están dos chicas asiáticas y un tío muy grande con un gorro blanco y pantalones militares.
—Chicos, os presento a Rubik, será vuestro nuevo compañero, tratadlo con cariño, no seáis muy duros.— dice con tono de burla.
Me limito a observarlos de arriba a abajo, las asiáticas son gemelas con dos coletas cada una, deduzco que las Suzuki son suyas, el tío enorme tiene cara de no ir de broma y de querer partirle los dientes al primero que le hable.
Sigo al jefe hasta una sala de cristal en el mismo garaje donde hay una mesa de metal y un plano de la ciudad en él.
—Bien, vosotras correréis aquí, hay muchos vigilantes, una en cada carrera, no quiero líos, quiero juego y dinero limpio.— ellas asienten y salen de la sala.
—Matti necesito que vayas con Rubik, quiero que veas como se desenvuelve en una carrera a la que no está acostumbrado, en la siguiente corres tú.— el grandullón me mira con cara de pesarle la responsabilidad.
El jefe me tira las llaves de una Yamaha dos clases más alta que la mía.
—Iros de aquí ya, quiero el dinero antes de las 3:00.
Salimos y el jefe vuelve a subir por las escaleras.
—Chaval, no voy a ser tu niñera ni mucho menos tu papá si te pones a llorar por haber perdido la carrera. Ponte el casco y vámonos.
Decido no abrir la boca, y no cagarla.
Tras cuarenta minutos llegamos en medio del bosque a lo que parece una carrera con poca gente. Aparcamos a un lado del asfalto y 'Matti' va a ficharnos para correr mientras yo vigilo las motos, en las carreras nadie es de fiar.
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NATHAN *(Horas De La Eternidad #2)
Roman pour Adolescents-¿Le temes a la muerte?. Cogí sus fríos y delicados dedos, el aire a esa altura removía los mechones que escapaban de una desastrosa trenza hacia atrás, sus oscuros ojos no me miraban. No me importaba, ya nada lo hacía. Aquí y ahora tenía una cosa c...