CAPÍTULO 5

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—¿Siempre eres así de pesada?.— me giro para darla la cara.

Ella desde abajo (es más baja que yo, prácticamente un tinkiwinkie) me mira con la cara roja.

—Yo... esto... vamos a la misma clase.—

Claro idiota, ¿De qué vas? ¿De chulo? Deja a la pobre chica. Hasta mi subconsciente sabe que me estoy comportando como un completo engreído imbécil.

Me hago a un lado y ella sin pensarlo dos veces me adelanta, llevaba siguiéndome todo el pasillo, aunque viendo el tamaño de sus piernas comparadas con las mías comprendo que no haya podido adelantarme.

La doy un poco de ventaja y voy detrás suya.
La miro la espalda mientras ando detrás de ella. Mentira la miras el culo. ¡Es igual!

Suspirando me dirijo a la clase que parece que compartimos. Entro y veo que me ha quitado el sitio. ¿Pero qué...?

Señor, ¿Puede tomar asiento y cerrar la puerta?.— me pregunta la profesora.

Me percato de que me he quedado en la puerta plasmando mientras la miro, con molestia.

Asiento y cierro la puerta detrás de mi. Me adentro en la clase y me siento donde ayer se sentó ella, es decir, delante suya.

Noto su aliento en mi oreja y me pilla desprevenido.

—¿Me estabas mirando el culo en el pasillo?

Me giro para mirarla a los ojos. Tiene un tono de burla en su mirada.

—¿Y qué si lo hago?— la desafio.

Ella no reacciona solo me mira y se vuelve a acomodar en su asiento.

Me giro y veo la cara de la profesora mirándome, mierda.

—¿Algo que quiera compartir con la clase?— me dice alzando una ceja.

—Eh, yo...

Ella espera una respuesta coherente y a mi se me atascan las palabras en un nudo en la garganta que apenas me deja tragar.

—Si no va a decir nada puede dejar la clase y dedicarse a hablar fuera.

Dice señalando la puerta. ¿Eso es que me vaya? ¿Que no lo vuelva a hacer? ¿Que es eso señora, que quiere que haga? Por dios que desesperación.

Espero a que diga algo más y me mira tratando de descifrarme.

—Bien.

Dicho eso sigue con la clase, yo me giro y le echo una mirada de molestia a Paige, ella me mira burlona y eso me saca de quicio. ¡Encima se divierte!

Una vez que hemos acabado la clase, salgo a paso rápido de ahí y subo a la azotea.

Me saco un cigarrillo y me lo llevo a los labios. ¿Pero qué la pasa?

Para ser el primer contacto con una chica de mi edad en hace tiempo me ha parecido hasta desagradable su forma de ser. Dios no serán todas así, ¿¡No!?

De repente la puerta metálica verde se abre haciendo el odioso ruido de siempre, me giro y como si oyera que hablaba de ella aparece molestando, otra vez.

Y se ríe, mucho, mientras se agarra la tripa.

—¿Qué?.— le pregunto borde sin entender el motivo de su risa.

—Deberías...Deberías haber visto tu cara cuando has visto a la profesora.— dice apoyándose en el bordillo y haciendo lo que creo que es un intento de mi supuesta cara.

NATHAN   *(Horas De La Eternidad #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora