CAPÍTULO 7

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Grito, grito por todo lo alto despertando a mi madre, alarmada me mira y yo le enseño mis manos, llenas de sangre, viscosa, olor metálico.

¿De quién es la sangre? ¿De Chastity? ¿Mia?

Ella corriendo pulsa un botón en la pared varías veces alarmada. Un par de doctores y enfermeros entran en la habitación abriendo los ojos y gritando cosas que para mi no tienen sentido. Una chica nos saca a mi y a mi madre de la habitación.

Yo traumatizado con sangre corriendo de mis manos, toda la ropa manchada, escucho a mi hermana gritar. Mi corazón se acelera y se encoge peligrosamente.

—¡No, por favor no!.— suplica.

Yo sin dudarlo entro en la habitación viendo como su cuerpo está retenido por los doctores, entre ellos veo su pequeña carita buscándome, horrorizada. Y con su mano llena de sangre tratando de parar el alboroto a su alrededor.

Sus ojos encuentran los míos y alza su mano intentando alcanzarme. Yo corro hacia ella pero unos cuerpos me paran y yo me resisto extendiendo mi mano para coger la suya.

—¡Dejadme! ¡Soltadme!— grito.

Y de nuevo, de un salto me despierto, por segunda vez. Dos pesadillas, en la misma noche. Me levanto corriendo a ver a mi hermana y yace durmiendo plácidamente.

Se le va cayendo el pelo, en su almohada hay varios mechones que me hacen llorar. Los cojo y los tiro a la papelera. Le doy un beso en la cabeza y acerco una silla a su cama.

De nuevo cogiéndole de la mano trato dormirme. No me la quitarán. Nunca.

•••

—Nathan vas a llegar tarde a clase despierta.— me levanta mi madre zarandeándome.

Levanto la cabeza del colchón de mi hermana y me sobo la cara con las manos. Ella está pintando con sus colores. Miro la hora y tengo quince minutos para llegar a clase. Mierda no voy a llegar a tiempo.

Cojo mi mochila y salgo lo más rápido que puedo en mi moto, aun aturdido por tales pesadillas.

•••

—Disculpe...¿Puedo pasar?.— digo tragándome las ganas de coger una gran bocanada de aire.

El profesor de mi primera hora me miraba con duda. Y yo fingía no haberme recorrido toda la universidad corriendo.

Él asintió y por fin pude pasar. Me siento en la primera mesa que veo y consigo sacar el portátil sin tirar nada. Me propongo tomar notas así que saco el cuaderno y el estuche, pero buscando un bolígrafo resulta que no tengo, jodeeer.

Giro sobre mi para ver a quien tengo detrás. A mi derecha una de las nerds que me mira con asco.

—¿Tienes un boli de sobra?.— susurro.

Ella niega con la cabeza y sigue a su bola. Pero que borde.

Vuelvo a mirar hacia la pizarra y cada vez hay más anotaciones, de repente algo toca mi hombro. Giro hacia mi izquierda y una sonrisa me recibe cálidamente, sin quererlo yo sonrío, me ofrece un boli y yo se lo cojo.

—Gracias Peige.

Ella susurra un ligero '"de nada" y me apresuro a copiar todo lo que puedo.

NATHAN   *(Horas De La Eternidad #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora