niñez de una princesa

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Fulgor odiaba su nombre, para empezar fulgor no era nisiquiera un nombre. Desde pequeña Fulgor se había destacado por su destreza lanzado dagas y también todos la admiraban cuando practicaba con su espada. A veces Fulgor tomaba un arco y una flecha y acertaba donde quería acertar.
Pero tales actividades no le agradaban tanto a su padre. El Rey quería que su hija jugara con muñecas y se preocupara de sus vestidos y de como se veía, pero ella era así y a él Fulgor le parecía la niña mas perfecta de todo Hamerlot.
A pesar de sus cortos nueve años, Fulgor iba al bosque sola y no le daba miedo. Cazaba enanos y gallinas, también mataba algunos caballos, pero no lo hacía muy a menudo porque ella tenía una mejor amiga, y esa mejor amiga era un caballo. Aunque el caballo fuera macho, ella le tenía un nombre de mujer.
Cuando Fulgor llevó un enano recién cazado al trono de su padre éste se enfureció y por primera vez la castigó. La niña, echa una fiera se fue a su habitación y se encerró por dos días, sin comer; sólo bebiendo agua.
Cuando se dirigía hacia la puerta para ir a disculparse con su padre se le apareció una mujer con un vestido negro.
Fulgor se asombró y dijo:
- ¿quién eres tu?
La mujer flotaba, al parecer era un fantasma.
Tu eres muy mala para reinar la cabeza de Fulgor fue poseída por el espíritu, helando cada rincón de la niña.
La extraña visita se fue desvaneciendo y finalmente desapareció.
Fulgor echó a correr hacia el trono de su padre, lo abrazó, le contó lo sucedido y le prometió que jamás volvería a matar a un enano o a cualquier ser viviente.

Promesa que rompería.

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