buscando al asesino

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El funeral de Bahum se llevó a cabo en su reino. Obviamente Fulgor fue, y lloró. Lo hizo con ganas, pero las ganas eran de mentira.

Cuando la carroza que llevaba a Fulgor hacia su reino se volcó, la joven tuvo que esperar dos días para que un refuerzo llegara.

Pero cuando la muchacha llegó a su castillo había un caos total, ya que, todos estaban buscando al asesino, porque el rey George pidió esto, y como recompensa daría veinte monedas de oro.

La cosa es que se acusaron a varios criminales ya absueltos de la cárcel, y los mataron.

Pasaron las semanas y nadie daba con el asesino. He ahí el problema, pues nadie buscó a una posible asesina, dejando así a Fulgor libre y sin castigo. Y a las veinte monedas de oro sin propietario.

Fulgor sintió un poco de culpa y fue hacia el balcón de su padre. Ahí dijo a todo Hamerlot:

Bahum falleció por una súbita caída desde mi balcón.

Nuevamente nefasta respuesta, ¡que tontería esa de caer por un balcón! Pero a Fulgor no le importó; porque la gente igual se lo creyó todo.

Esa misma noche Fulgor se fue a dormir, y mientras conciliaba el sueño, el fantasma de Bahum se le apareció. Todo se repitió y la mente de Fulgor cedió a la marced de su fallecido esposo.

Me das asco. No sé como pude ser tu esposo. Todos sabemos que eres sólo una cara bonita, adentro tienes oscuridad. Los de aquí ya sabemos que a tu padre quieres matar; si quieres, hazlo, pero recuerda cuando tu daga estuvo en mi corazón aquella noche.

La joven se tapó las orejas y empezó a gritar, mientras también lloraba de desesperación y angustia.

La muchacha tuvo la brillante idea de irse a dormir a un sofá de la sola del Trono. Lo hizo, pero fue para peor, ya que, todos sus demonios le danzaron mientras ella trataba de dormir.

Reina de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora