amor y muerte

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Fulgor siempre había tenido una mejor amiga. Ella se llamaba Raciela y junto a Fulgor eran inseparables. Pero resultó que se fueron distanciando cada minuto mas, y la única razón era Bahum. Al parecer a Raciela le gustaba Bahum.

Tanto fue el amor entre Bahum y Fulgor que se comprometieron al octavo día y se casaron al décimo. Pero ocho días no son suficientes para conocer bien a una persona y en este caso así fue.
Dos semanas después del matrimonio Bahum fue a una "reunión" con unos viejos amigos que tenía por allá en la taberna del reino. Finalmente fue, pero a Fulgor le quedó un sabor a amargo en la boca porque Bahum era de otro reino muy lejano y era muy difícil tener amigos por aquí.
Pasaron dos horas y Bahum aún no llegaba. Pasaron cuatro horas y el rey no daba señales de vida.
Fulgor se aburrió de esperarlo y fue a buscarlo ella misma. Llevó una daga escondida entre sus linajes por si algún bandido tenía preso a su esposo.
Llegó a un recodo que daba a la taberna donde estaba Bahum. Se acercó a la puerta y entró por ella.
Al ver a la princesa, los hombres reunidos en aquel lugar se arrodillaron y la saludaron cortezmente. Pero la princesa estaba un poco enojada y fue al grano.
— ¿han visto a mi esposo?
El tabernero apuntó hacia el segundo piso con su dedo.
La muchacha subió y llegó hasta la segunda planta. Al ver lo que sus ojos observaron cualquiera se hubiera muerto allí mismo.
Resulta que estaba su esposo con Raciela durmiendo bajo la capa del rey (regalo de boda del rey George) y lo peor de todo: estaban desnudos.
La mente de Fulgor pensó lo mas grotesco, ya que, ella nunca había intimidado con alguien. Esperaba el momento adecuado.
Pero ya no habría momento adecuado.
La princesa buscó entre sus linajes y sacó la daga, la empuñó y la enterró en el pecho del rey. Directo en su corazón. Luego le cortó la garganta para que no gritara, pero igual Bahum gritó. Pero fue un pequeño grito, porque el rey  falleció al instante.
Raciela se despertó y se dio al tanto de lo sucedido, dio un grito, pero ya era tarde, porque Fulgor ya tenía la daga en su garganta.
La  joven bajó y para que nadie dijera nada, mató a todos los presentes de la taberna.
Pero en ella no había culpa, sólo rabia, y pena.

Reina de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora