[✓ COMPLETA]
ᴀʟ | ❝He won't think I'm an angel when he meets the monster I really am❞
Stella Mikaelson es la hija del temido híbrido original de Nueva Orleans. Stella apagó su humanidad después de salir de una relación tóxica hace años, pero todo c...
—¿Qué te dijo esa perra esta vez? —preguntó la tía Rebekah al otro lado de la línea mientras me aplicaba algunas cremas humectantes en la piel.
Estuve en una llamada con mi tía hace unos minutos actualizándola sobre lo que había sucedido, una semana después de mudarme a Forks, mi papá mató a mi tía y ahora ella se ha despertado.
—Dijo que soy un monstruo y bla, bla, bla. —me encogí de hombros.
—No sé cómo Nick no ha matado a esa perra todavía. —se refirió a mi madre.
—Yo tampoco. —estuve de acuerdo.
—Stella. —Alice tarareó mi nombre rebotando por los pasillos de la mansión Cullen.
—Dejaré que termines de arreglarte, ¡diviértete! —habló tía Bekah antes de colgar.
Hoy es el baile de primavera y Alice había ido a Seattle a buscar mi vestido para el baile. Solo han pasado dos semanas desde que sucedió todo, hace una semana había regresado a mi casa después de que Alice estaba 99.9% segura de que Bucky no regresaría.
La vidente insistió en que fuera a vestirme a su casa y ahora mismo estoy en la habitación de Jasper esperando mi vestido.
—¡Llegué! —anunció entrando a la habitación.
—Por fin. —dije quitándome la muñeca poniéndome apenas una lencería.
—Jasper se volverá loco cuando te vea en esa lencería. —comentó el hada lanzándome un guiño antes de salir de la habitación a una velocidad sobrenatural.
Es hoy cuando descubro de lo que es capaz el comandante.
Recogí la prenda que Alice había dejado sobre la cama y me la puse con cuidado. El vestido era largo y dorado con mucho brillo, había una abertura en una de las piernas y un corte generoso en los senos, la pieza no necesitaba sostén y eso lo agradecí ya que no soy la más grande fan de este accesorio.
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Tomé mi neceser y fui al baño a maquillarme ya que la habitación de Jasper no tenía tocador, me peiné y me hice unos rizos en las puntas, me puse rímel, me hice delineador, un dorado smokey, labial rojo y finalmente me puse los zapatos, mis tacones dorados con el mismo brillo que el vestido.
Me miré por última vez en el espejo y sonreí a mi reflejo, Jasper me esperaba abajo con impaciencia, a juzgar por sus murmullos entre dientes. Caminé hacia la puerta del dormitorio y me fui justo cuando Carlisle caminaba por el pasillo.
—Te ves hermosa, Stella. —elogió el doctor con una amable sonrisa ofreciéndome su brazo el cual acepté de buena gana.
