19. Fan meet

311 31 18
                                    

.

.

.

.


   Detuvo a la morena, jalándola del cuello de la camisa para llevársela de vuelta dentro del edificio.

— ¡Ya te dije que no puedes golpear a ninguna chica!

— ¡Pero Toko! — gruño, aún siendo sostenida de la camisa — ¡Mira nomás como se le mete hasta por los ojos a Shiro!

La peli-salmón suspiró. Cuidar a su mejor amiga cuando los chicos daban autógrafos a los fanáticos del fútbol no era un trabajo fácil.

Porque no solo tenía que vigilar y evitar que Rika cometiera algún acto violento, sino también ella tenía que contenerse de no lesionar a alguien, la morena incluída.

— Y sí, lo veo — le sentó en la silla — Pero Fubuki solo tiene ojos para ti.

— Tú lo has dicho — se cruzó de brazos, refunfuñando — ¡Tiene ojos! ¡Es un hombre! ¡La chica apenas y anda cubierta!

Fuyuka entró al lugar de un portazo, asustando a las otras dos.

— Ese idiota — dijo por lo bajo, sentándose entre Toko y Rika — "Tengo ojos, Fuyuka, ¿qué quieres que haga?" — imitaba la voz de su novio.

Urabe fulminó a la Zaizen y movió sus labios, formando la oración "te lo dije".

— Yo creí que tenías a Fudo comiendo de la palma de tu mano.

La peli-lila miró a Toko asustada.

De lo enojada que se encontraba ni se dio cuenta que las otras dos estaban junto a ella.

— ¡Lo tengo comiendo de la palma de mi mano! — dijo, entre-cerrando sus ojos — Pero le gusta hacerme rabiar.

— ¿Ha pensado en ir a terapia?

Natsumi entró cargando una bolsa de plástico en su mano, cuyo contenido dejó caer en la mesita en medio de las sillas. Era un rompecabezas.

— ¿Qué haces, Natsumi?

— Si no presto atención a lo que pasa, no habrá problemas. — dijo sin mirarlas.

— ¿Le están coqueteando a Mamoru?

La Raimon no hizo caso, estaba muy centrada en su misión para no perder la cabeza.
Su novio solía ser muy confiado y medio idiota ante las chicas, para su mala suerte.

— Esto me recuerda al meet and greet del año pasado. — rió Fuyuka, uniéndose a la castaña a formar el rompecabezas.

Toko y Rika se miraron entre sí, encogiéndose de hombros para unirse a las otras dos y matar el tiempo.

— Suerte que es de mil piezas — sonrió Toko, juntando unas piezas.

————

— La última vez que revisé — empezó Haruna, leyendo unos papeles — Éramos cuatro gerentes a las que nos pagaban para hacer estas cosas. — miró a su amiga — Nos faltan dos.

Ventajas y desventajas de salir con un jugador de soccer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora