20. I'll be there

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Natsumi observó al grupo de chicos entrar en la habitación. Le pareció molesto el ver que no todos ocultaron su asombro al verlas ahí sentadas.

Sí, había pasado ya mucho tiempo desde la última vez que los vieron. Desde la última vez que se reunieron para hablar sobre cosas relacionadas a aquel deporte que les unió hace cuatro veranos.

A sus dieciocho años, Natsumi Raimon creyó que esos temas y esos chicos habían quedado en el pasado. Hasta hace tres noches, cuando recibió una llamada por parte de Michiya Kudo.

La mirada del legendario capitán del Raimon era intensa, y con razón. Pero ella, siendo la persona con cierto carácter no se dejó intimidar y la contuvo hasta que el moreno dejó de verla para hablar con Fubuki quien quiso ayudar a disminuir la tensión.

Por el contrario, Aki no tenía mucho que opinar al respecto pues nada le había afectado personalmente. El llevar una relación a distancia con el Mago del Campo no era lo más sencillo del mundo, pero no imposible.

Sin embargo, se sentía mal por lo que sus amigas estaban pasando. Después de todo, había sido un proceso largo, y bastante doloroso para ellas lo acontecido.

Pero ahí estaban de nuevo, con la cabeza en alto y listas para tomar sus papeles en las posiciones qué mejor sabían hacer y qué, hasta el momento, nadie había logrado sustituir.

Fuyuka fingía leer aquellos documentos que estaba sosteniendo frente a ella, evitando a toda costa alguna conexión visual con cualquiera de los chicos. Y es que nunca logró cerrar aquella herida completamente pues no se había distanciado de ellos tanto como habría deseado hacerlo.

No prestó atención a la manera en la que se habían sentado ellos, ni tampoco iba a descubrirlo a menos que fuese sumamente necesario. Por ahora, su cabeza seguía inclinada y sus ojos azules como el cielo se enfocaban en aquellas letras que componían un idioma extranjero.

Haruna había llevado casi la misma suerte que la peli-lila pues tampoco se había alejado del mundo del futbol como la heredera de Raimon. Su hermano era un jugador muy talentoso y ella siempre lo estaría apoyando, claro estaba.

Así que, pasaba un tiempo en los entrenamientos y hacía compañía a Fuyuka todas las veces que sus estudios lo permitían. Estaba tecleando, como siempre lo hacía en aquellas reuniones de antaño, sonriendo al recordar aquellos momentos donde todo era felicidad.

Hasta que la fama del equipo llegó demasiado lejos que no se pudieron evitar ciertos roces y problemas en sus vidas privadas.

Siempre supieron que sus vidas cambiarían debido a la fama, pero no se esperaron que la presión, el crecimiento y demás les alterara tanto hasta el punto de romper ciertos lazos que habían aparecido de la nada.

Y así, trataron de seguir con sus vidas, dejando el dolor de aquellos corazones rotos en una cajita dentro del armario. Tratando de borrar recuerdos, sin dejar de apoyar a sus queridos amigos. Sintiendo el orgullo llenar sus pechos al escuchar aquellos logros por los que tanto habían luchado.

Y creían haber ocultado todo aquello.

Hasta ahora.


El entrenamiento comenzó dos semanas luego de la introducción del equipo técnico. Los jóvenes adultos estuvieron muy felices y aliviados al ver los rostros conocidos de las que cuidaron bien de ellos cuando eran unos preadolescentes.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2022 ⏰

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