Personas caminan completamente calladas, algunas sentadas y otras mirando a la nada, no comprendía donde estaba. Comenzaba caminar por todo el lugar buscando alguna salida, sabía que si estaba en aquel lugar no podría salir tan fácilmente.
Subió al segundo piso y un leve viento sopló en su cuello, frunció el ceño y alcanzó a ver una sombra enfrente de ella. Miraba como se movía y desaparecía de vez en cuando, estaba parada enfrente de una puerta, trató de abrirla pero estaba cerrada con candado, volteando hacia los lados al ver que no había nadie uso su magia.
Todo estaba obscuro y no podía ver lo que había adentro de la habitación, un paso más y la habitación se iluminó, se habían prendido las luces. Indecisa se acerca al medio de la habitación, podía ver una caja grande. Otro paso y la puerta azoto cerrándose, el pánico invadió a la joven pero aún así siguió.
Sus grandes ojos azules mostraron sorpresa, dentro de aquella grande caja había una mujer, una hermosa mujer pensó Amaris. Con delicadeza pasó su mano lentamente sobre él quitando el polvo.
F. M
Era lo que estaba tallado en el ataúd, la mujer tenía los ojos cerrados y las manos enlazadas, se podía ver su cabellera rubia. No teniendo nada que hacer se sentó a un lado de donde estaba el ataúd rezando que su familia fuera por ella.
.
Tan solo llevaba unos días en ese misterioso lugar, la sombra que había visto el primer día que llegó la acompañaba algunas veces y el cuerpo de la mujer se movía tan solo un mini segundo, su mano derecha. Bajaba solamente para agarrar comida y en cuanto lo hacía se subía al cuarto del segundo piso.
Había agarrado unas cuantas cosas de las brujas que estaban abajo, algunas cobijas, almohada y un trapo. Cuanto notaba que el polvo empezaba a juntarse en el ataúd limpiaba pacientemente con una sonrisa.
Tal vez no conocía a la mujer e intentaría matarla cuando llegara a despertar, pero no se imaginaba que se sentía estar dentro de una de esas cajas sin poder moverse o emitir alguna palabra, para ella sería una tortura, no podría ver abrazar a su familia.
Escóndete.
Pasos apresurados se escuchaban por la puerta y Amaris nerviosa no sabía donde esconderse, no había un lugar. Por la puerta entraron cuatro brujas claramente furiosas.
—¡Que haces acá niña! Está prohibido entrar—comenzó a jalar el brazo de Amaris.
—¡Déjeme! ¡Usted no me puede dar órdenes!—Demando Amaris enojada.
—Llévenla al sótano—Ordena.
Entre tres brujas la agarraron y ella forcejaba por soltarse, en una distracción le dio una patada a una y comenzó a dar pequeños golpes.
—¡suéltenme!, ¡suéltenme!, ¡suéltenme!.
Ya iban por el pasillo cuando se logró soltar, algo en su interior comenzó a removerse y ganas de gritar sintió, las brujas otra vez se acercaban y la atraparían.
Suelta todo lo de tu interior.
Suéltalo.
No podía retener lo que sentía así que le hizo caso a la voz desconocida y gritó. Sus manos soltaron una gran cantidad de ondas, cerró sus ojos y se dejó llevar, cuando los abrió las brujas estaban tiradas en el piso muertas.
Lo hiciste muy bien.
Cuando había gritado una mano fue apoyada en su hombro y emitió una onda de magia parecida a la de Amaris, una azul y otra verde. Esas dos ondas se hicieron una sola, ambas del mismo poder.
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Sangre Mikaelson
RandomDavina Claire, bruja de la Cosecha. Se enamoró perdidamente de Kol Mikaelson dándolo todo por amor. Al enterarse que solamente estaba jugando con ella, destrozada decidió irse a un pequeño pueblo llamado Mystic Falls. Al estar allí se hizo buenas am...