NUEVE

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Los Mikaelson estaban confundidos mirando como hombres desconocidos estaban fuera de su casa

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Los Mikaelson estaban confundidos mirando como hombres desconocidos estaban fuera de su casa.

Queremos ver a azul—un hombre alto hablo.

—¡Cuantas veces te tengo que decir que no te entendemos!—Kol hablo desesperado.

Está en casa?—una mujer morena preguntó.

Podemos esperar por ella —sugirió uno de ellos.

—Todos son hombres lobos—Bonnie hablo al llegar junto a los demás — ¿acaso son enemigos?.

—¿No los miras? Ya hasta se pusieron cómodos en la banqueta—apunto a los cientos de hombres y mujeres que había fuera de su casa.

—Damaris y Damon no están—Davina interrumpió agitada—ya los busque por todos lados.

—¿Estarán en peligro?—Stefan pregunto confundido.

—¿Peligro?—miro a sus compañeros pensando—¡Peligro!.

Se levantaron alarmados los hombres lobos y estaban listo por si atacaban. Dieron pasos enfrente mirándolos serios.

—Parece que ahora están enojados—susurro Davina.

—Son muchos—susurro Kol—creo que es hora de correr.

Un hombre gruño y saco sus garras listo por si se les ocurría atacar pero ellos negaron y mejor se metieron a esperar que se fueran.

—Tal vez solo se confundieron de casa y persona—trato de alentar Kol.

.

Después de unas cuatro horas decidieron que era hora de volver pues pronto se darían cuenta de que no estaban y era lo que menos querían. Se voltearon a ver confundidos cuando vieron a cientas de personas fuera de la casa Mikaelson.

—Ahora que hicieron que hay muchas personas fuera—susurro Damon—permiso ocupamos pasar—miro como solo los miraban—es que acaso hablan chino.

—Espera... yo lo conozco—apunto a un rubio.

¡Llegó azul!—el rubio grito a los demás y ellos voltearon a verla.

¿Que hacen todos aquí?—pregunto Damaris confundida al ver a su mamá por la ventana que le hacía señas.

Hemos venido por usted.

—¿Porque vendrían por mí?—frunció su ceño.

Nuestros alfas le dieron protección y tiene un precio.

—Ahora tengo que pagar por algo que ellos hicieron? Genial, ya no confiaré en....

—No me di a entender, ahora usted es de la realeza—bajo la cabeza—nuestra lealtad también le pertenece a usted.

—¿Qué... cómo?—nego tranquila—creo que se confundieron de persona.

Muy pronto tendrá su primera transformación.

—¿No me tengo que ir verdad?.

—Solo le venimos a avisar por parte del alfa pero no tiene que venir con nosotros. Usted es libre pero ahora es como si perteneciera a nuestras manadas.

.

Muy simpáticos los señores la verdad—entro a la casa junto a Damon.

—¿Simpáticos? Casi nos arrancan la cabeza—Niklaus soltó enojado.

—Problema resuelto mamá —miro a su madre con una sonrisa—no los atacarán.

—Quienes eran ellos, peque—Freya pregunto preocupada por su sobrina.

—Unos cuantos hombres lobos—encogió sus hombros —vinieron para decirme algo importante.

—¿Los conoces Damaris?—Davina miro seriamente a su hija.

—Bueno es difícil—hablo nerviosa—en una fiesta conocí a unos alfas y terminaron dándome su protección—penso unos segundos— Al parecer conlleva tener que transformarme en un lobo y ser ahora de la realeza.

Todos se dieron una mirada incrédula entre ellos. ¿Eso era imposible, no? repetían en su mente sin poder asimilar que todos esos cientos hombres habían ido hasta la Mansión Mikaelson para buscar a Damaris y solo darle una gran noticia.

Elijah miro detalladamente a su sobrina y sin evitarlo una pequeña sonrisa salió de él.

—Porque yo nunca me enteré de todo esto señorita—Davina se cruzó de brazos y espero la respuesta de su hija.

—No te quería preocupar mamá —susurro bajando la cabeza apenada—ya tienes demasiado como para haber agregado esto.

—Mi amor, nunca será demasiado si sé trata de ti —acaricio su mejilla y abrazo a su hija.

Ahí fue cuando Kol reacción por primera vez. ¿Mi amor.. acaso era su hija? No podía ser verdad. De pronto se puso más pálido de lo normal y comenzó a unir cabos.

—¿Cuántos años tienes?—Kol le pregunto a Damaris.

—No le respondas —se tenso en su lugar poniéndose nerviosa.

—¡¿Cuántos años tienes?!—grito impaciente.

—Diez.

Miro a la mujer a la que llegó a amar que atraía a Damaris a ella como si Kol le fuera a hacer daño y esa acción aunque no quiera reconocerlo le dolió en su casi muerto corazón.

—Bueno ¿Por qué están gritando? —miro a su mamá pidiendo que le explicará porque todo era confuso.

—Tiene diez—susurró con una pequeña sonrisa.

—¿Mamá?—Davina tenía lágrimas que no tardarían en salir lo que hizo que se preocupara Damaris.

—Dam, ve a fuera con tu tío y espérame —llamo la atención de su hija.

—Es mi hija....

Sangre MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora