QUINCE

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Se escuchaba por toda la casa los quejidos del híbrido mientras peinaba a su pequeña sobrina lo intentaba pero no le quedaba el peinado.

—¿Cómo quedo?—preguntó esperanzado una vez más y una sonrisa orgullosa.

—Quedó... horrible—susurró Damaris al verse en el espejo—Pero me gusta, así puedo salir al patio—sonrió forzosamente—confío en que seguirás mejorando, Tío Nik.

—Ninguna palabra de esto a nadie—la apunto—Tengo una reputación que mantener y no se tienen que enterar que una niña me tuvo peinándola.

—¿Una niña?—frunció su ceño—Soy tu sobrina, tu favorita, por el momento la única niña de tus ojos. Es lo menos que merezco.

—Que dramática eres.

—Eso viene de familia. Viene escrito en el apellido Mikaelson—arqueó una ceja.

—Tan pequeña y tan insoportable.

—Tan grande y arrogante e infantil.

—Duende.

—Sarnoso.

—Chimuela.

—Estás tu.

Los restantes familiares acababan de llegar cuando los escucharon, suspiraron y se acercaron a ver que no se lanzaran encima. Reían a lo bajo, ya era costumbre escucharlos todos los días pelear y solo se limitaban a escuchar.

Abrieron los ojos sorprendidos cuando miraron como se sonreían y Niklaus se acercaba para palmear la cabeza de la menor y la niña le daba un corto abrazo para luego empujarlo suavemente.

Había tenido un día con su tía Bekah donde fueron al centro comercial, compraron mucha ropa y también compraban cualquier cosa que llenaran su atención, la rubia mayor tenía una enorme sonrisa mientras tenía en su mano la diminuta manita de su sob...

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Había tenido un día con su tía Bekah donde fueron al centro comercial, compraron mucha ropa y también compraban cualquier cosa que llenaran su atención,
la rubia mayor tenía una enorme sonrisa mientras tenía en su mano la diminuta manita de su sobrina.

Era los momentos donde su tristeza al saber que no podía procrear se iba, tenía a su sobrina y teniéndola y pasando tiempo junto a ella le hacía ver que era lo que se sentía.

Damaris saltaba emocionada y escondía un pequeño regalo para su tía, movía la cabeza tratando de adivinar que tenía la niña pero ella se movía al lado opuesto.

—Te tengo un regalo Tía, cierra tus ojos por favor—pidió la rubia. Al ver que los cerró extendió su mano y tapó el regalo con ambas manos.

—Ya los puedes abrir.

Sonrió sintiendo como su corazón se aceleraba. Era un hermoso collar con un pequeño dije de corazón, un corazón blanco.

—Compré varios. Para ti, tía Freya, Tía Bonnie, mamá, Tia Elena, Tía Caroline y unos más—sonrió—Nos unirá a todas como la familia que son para mi.

—Es muy hermoso mi niña—susurró enternecida por su gesto y el haberla tomado en cuenta—¿Cómo lo conseguiste comprar? fueron muchos.

—Con mi dinero y el de papá—sonrió orgullosa—Mi papá dijo que lo suyo también es mío y como no
tenían todos los que quería tuvieron que pedirlo en otra tienda pero al final si llegaron.

—Tus tíos se morirán de la envidia—lo pensó y no pudo evitar sentir satisfacción.

—Oh, luego les compraré algo—dijo tomando nota de no olvidarse y que compraría en forma de disculpa mientras.

—¿Sabes quienes regresan hoy linda?.

—¡Claro que lo sé!—se animó la niña—El Tío Dam y Stefan. Ya los extraño mucho.

—¿Los amas mucho no es así?—preguntó curiosa ante la relación que tenían con su sobrina le resultaba extraño verlos completamente diferente a lado de la niña. Eran otra persona.

—Mucho, ellos son mis papás—agarró la mano de su tía y comenzaron a caminar—Cuidaron de mamá cuando se encontraba embarazada de mi y no les importó lo que pudo pasar al ser yo. Me amaron y protegieron sin importarles.

—Se volvieron hermanos de mamá y es por eso mis nombres Damaris Estefanía. En forma de agradecimiento y cariño que les tiene. ¿Suena bien no? Yo crecí con mucho amor y ahora el amor aumento al conocerlos, al conocer a mi papá y a mis tíos.

—Todos espantaron mis monstruos y ahora yo lo hago.

El amor en la mirada de la niña valía más que cualquier cosa, el agradecimiento y la esperanza era lo que más sobresalía. Era luz, una dulce niña la cual no pidió ser quien era pero sin embargo era ella misma y les mostraba que lo no común no tenían que ser simplemente monstruos. Que no todos tenían maldad en sus corazones.

¿Si hubiera crecido junto a su familia sería la misma niña? ¿Hubiera vivido feliz? Se perdieron once años donde tal vez pudieron haber estado felices, pudieron haber encontrado su salvación y su esperanza mucho antes.

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⏰ Última actualización: Apr 17 ⏰

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