TRECE.

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—Estaré pagando mi propio karma—susurró aún pensando lo que sucedió hace unos minutos—Sabía que me llegaría pero no tan pronto y menos con mi hija.

Se lamentó por milésima vez. Miro de reojo y su hija iba contenta con la rosa que le dio ese niño e hizo una cara de disgusto.

—¿Qué pasa papá?—pregunto preocupada y divertida por su papá quien estaba haciendo caras raras.

—Estoy pagando por todo lo que hice cariño—susurró.

Estuvo apunto de responder Damaris pero señaló un lugar emocionada preguntando si podían ir ahí y no dudó en decir que sí.

Caminaron varias horas y duraron mucho tiempo al detenerse a observar y comprar muchas cosas. Después de cansarse llegaron a comer y se encontraban riendo de Niklaus.

Un vampiro se acercó a Kol y le susurró algo a lo cual el asintió y recibió un enorme ramo de flores junto a una pequeña caja roja.

Damaris miró sorprendida a su papá al ver que le sonreía y lo extendía hacia ella, emocionada corrió a abrazar a su papá y le dio un beso en el cachete y después trató de agarrar todo eso que le había dado.

—¿Te gustó pulga?—espero ansioso la respuesta de su hija.

—Me encantó papá. ¡Son hermosas!.

Miraba maravillada las flores. Una sonrisa orgullosa salió del Original al ver a su hija así tan emocionada y por el, no por ningún niño.

—Eso es poco de lo que te mereces, mi amor. Eso no es nada comparado. Tú te mereces lo mejor y no solo una simple rosa como la que te dio ese mocoso—acarició el cabello de su niña con dulzura y con mucho cuidado como si se fuese a romper en algún momento.

 Tú te mereces lo mejor y no solo una simple rosa como la que te dio ese mocoso—acarició el cabello de su niña con dulzura y con mucho cuidado como si se fuese a romper en algún momento

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Al llegar a casa fue tanta su emoción que les enseñó a todos su regalo, el regalo que le dio su papá. Les contaba a todos como si fuera la primera vez que lo hiciera.

Para sorpresa de todos era una gran sorpresa. Nunca lo imaginaron haciendo algo así y que lo hiciera por su hija les sacaba una sonrisa.

—Son hermosas mi amor—atrajo a su hija a sus brazos—Pero tienes que ponerlas en agua para que no se marchiten.

—¿Me acompañas mami?.

—Vamos hija.

Elijah y Rebekah estaban que no se la creían. Nunca tuvo un gesto lindo así con su hermana y que lo hiciera ahora los tomó de sorpresa.

—Veo que te has encariñado muy rápido de ella hermano.

—Es genial, Elijah—miró a su hermano—¿Puedes creerlo? Tengo una hermosa y perfecta hija, un pedacito de mi. Es imposible no amarla, la amé desde el instante en que supe que era mía.

—En verdad me alegra escucharlo—sonrió maravillado ante la idea de su hermano, era lo que tanto quiso para Kol y ahora era realmente feliz.

—Por fin hiciste algo bien hermano—Rebekah abrazo a su hermano el cual se limitó a sonreír.

Rebekah se refería a su sobrina, el que fuera hija de Kol era un poco raro, nunca se imaginó que él sería el primero en ser padre, aunque claro, se supone que no pueden procrear.

Amaba a esa pequeña rubia. Y le tomó un gran cariño en poco tiempo. Amaba su humor, el de su hermano no, pero extrañamente soportaba el de esa pequeña.

—¡Oye, que te pasa! Yo todo lo que hago o digo es perfecto.

—¿Algo sucedió verdad?—Elijah aguantó la risa—Te notas tenso.

La sonrisa que tenía se borró. Su mente le hizo una mala jugada y volvió a recordar a ese niño, como lo odiaba, solo le bastó unos segundos para odiarlo. Apretó su mandíbula y cerró los ojos.

—Ese maldito niño. Me las pagará—susurró.

—¿De qué hablas Kol?—preguntó Rebekah curiosa por la reacción de su hermanito.

—Le coqueteó un mocoso a mi hija ¡Se atrevió a darle una rosa! Y no siendo lo único se atrevió a darle una sonrisa ¡Sonrisa! Todo eso enfrente mío.

Rebekah soltó una estruendosa carcajada. Y Elijah, Elijah frunció su ceño y se quedó pensando, le causa cierta gracia pero el disgusto se hizo notar.

—Será toda una rompe corazones—habló emocionada al imaginarse a su sobrina.

—No lo será porque no tendrá novio. Antes muerto que mi niña tenga uno, es más, antes muerto el.

—Tu ya estás muerto. No creo que lo puedas estar más.

—¡Oye, no le vayan a matar los novios como a mí! Eso no es nada lindo—se cruzó los brazos.

—Es muy pequeña aún—susurró Elijah.

—¡Exacto! A los 200 años estaría bien que tuviera su primer novio—como todo papá celoso comentó y recibió la aprobación de su hermano, lo cual lo hizo sonreír.

—¿A quién tenemos que matar?.

El híbrido tenía mala cara, lo había escuchado todo y no le gustó para nada. Ahora se encontraba serio y totalmente dispuesto a matar a quien fuera.





¿Les gustaría que apareciera la pequeña Hope? Existe una pequeña posibilidad de que así sea ya que lo estoy pensando pero ustedes qué opinan.

Sangre MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora