CINCO

2.7K 236 7
                                    

—¿Tenemos que ir a la casa del híbrido pulgoso?—Hace una mueca rara—Es que no me cae muy bien

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—¿Tenemos que ir a la casa del híbrido pulgoso?—Hace una mueca rara—Es que no me cae muy bien. Espera... ¿Si eres mi Tía el también lo es?

—Quiero conocerlos a todos—susurra distraída—No te puedo dejar sola.

—¿Y si en cuanto llegue me echa a patadas?.

—No lo hará, peque.

—Pues yo creo que ganas no le faltaran—Rió al seguir caminando e imaginarse al híbrido con cara de pocos amigos.

—Solo no lo hagas enojar ¿Si?—pidio con cariño.

—Creo que lo puedo intentar.

.

—¡Señor Elijah!—Saludo con emoción al mayor quien le regaló una sonrisa— Adivine quién está aprendiendo a tocar el piano.

—No lo sé —lo piensa un poco—¿Freya?.

—¡No, señor Elijah. Yo!—Se apunto con una sonrisa—y déjeme decirle que lo hago genial.

—No lo dudo, pequeña—Damaris agarro su mano y él la guio a dentro—Tienes que tocar una nota conmigo.

—Todavia no estoy lista—susurro viendo la casa—pero cuando lo esté con gusto.

—Que sorpresa, rubia bonita—Damaris sonrió al verla.

—Ojos bonitos—Rebekah se acercó y la abrazo delicadamente—No creí lo que dijiste.

—Pues ya vez.

—Me enteré que la pasaste bien en el bar —Rebekah guiño un ojo y sonrió.

—Estaba mi Tante y el señor Elijah—Hace una mueca—aunque esa vez no te vi ahí.

Rebekah y Damaris se conocen de las tantas veces que ha ido con su Tío Damon. Ambos se han escapado para ir a bailar, a pesar de que es menor su Tío hizo que la dejarán pasar y sin despegar sus ojos de su pequeña sobrina. Nada de diversión sexual, solo disfruta esos días con su pequeña.

—¿Es verdad?—susurro para que no escucharán sus chismosos hermanos.

—Si—Miro que no estuviera nadie más y alzo su blusa dejando ver unas marcas que parecían tatuajes.

—¿Enserio? Te dieron su protección—Miro a la ojos bonitos —No solo eso, pareciera que pertenecieras a las manadas.

—¿Raro, no?.

—Aparte de raro es genial, ¿no lo crees? Capaz y te conviertes en una linda lobita—Bromeo.

—¿Como el pulgoso de tu hermano?—Rebekah asintió —No gracias, así estoy muy bien.

—¿Otra vez tú?—Damaris escucho aquella irritante voz que le causaba pesadillas.

—Pues tampoco creas que estoy feliz de estar aquí contigo.

Rebekah rió al escuchar la contestación de Damaris y le dió una sonrisa burlesca a su hermano.

—Vaya. Una niña te dejo callado, hermano—Kol entro sonriendo.

—Peque, ven conmigo—Freya la llamó un poco tensa.

—Voy Tante.

Kol se sentó despreocupado mirando a todos su hermanos pero cuando miro a la niña frunció su ceño.

—¿Que me ve, se le perdió algo?—Pregunto tensa pues le incomodaba el hombre que la miraba.

Esos ojos, lo hechizaron completamente siendole imposible apartar su mirada de aquella pequeña niña.

—¿Puede dejar de mirarme? Me va a desgastar—susurro mientras entrecerró los ojos mirándolo fijamente.

—Yo... Lo siento —aparto su mirada avergonzado.

—¿La tenías que traer?—Klaus hablo bajo a su hermana pero fue escuchado por su pequeña pesadilla.

—¡Te escuche perro pulgoso!.

—Niklaus, no seas descortés con nuestra pequeña visita—Elijah lo miro y el solo rodó los ojos.

—¿Escuchaste chucho?.

.

—¡Pues para mí edad soy una genio y soy una niña bastante encantadora!—Grito al híbrido que se divertía molestandola.

—Encantadora no lo creo. Tal parece que te hecharon mentiras.

—Pues tu ex novia no dice lo mismo—Sonrio orgullosa, golpe bajo.

—Espera ¿Qué?.

—Si, la rubia bonita. No paro de contarme de tí—Suspiro—Creo que no
te conoció bien.

—¿Qué te dijo?.

—Muchas cosas la verdad—se acerco—con decirte que estaba borracha. Pero entre amigas no nos delatamos.

—Dime que fue lo que te dijo.

—¿Que me das a cambio?.

—Nada.

—No hay trato.

—¡Dime duende!.

—No.

—¡Si!.

—No.

—Si.

—¡Señor Elijah su hermano no me deja de molestar!—Grito mirando al híbrido.

No tardó en aparecer y regaño a su hermano diciendo que parecía un niño pequeño. Después Damaris agarro su mano y ambos se fueron con Freya quien tenía una sonrisa al saber que fue lo que hizo su pequeña sobrina.

—Lamento lo de mi hermano—se acercó al refrigerador—¿Quieres una paleta?.

—Si, porfavor. Señor Elijah—agarro su paleta de chocolate feliz y se sentó.

Kol sonrió al ver la emoción de la niña al agarrar la paleta. Algo le inquietaba, pues su corazón latía como loco y se sentía hechizado hacia la niña.

«Tiene unos hermosos ojos» pensó Kol cuando hizo contacto visual con Damaris

Sangre MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora