6. war of hearts

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advertencia: algunas descripciones en este capitulo fueron recortadas para eliminar una escena spicy, pueden identificarlo con esta marca: [•••]


☀️❄️

La primavera llegó y con ella el fin de su segundo ciclo escolar en la preparatoria de hechicería. Por lo general, los estudiantes solían trabajar durante lo que se consideraba el periodo vacacional (en realidad lo hacían todo el año, sin descanso, pero a quién le importan los tecnicismos); sin embargo, a causa de lo que sucedió con Geto y Haibara, el director Yaga le dio la oportunidad a Kento para descansar, usando como excusa sus buenas notas (igual que había ocurrido en diciembre).

Eran solo dos semanas, antes del comienzo del siguiente ciclo escolar en abril, pensando en alejarse de Tokio eligió visitar a sus padres, Naho y Hatsuzaki Nanami. Ellos se mudaron a Dinamarca, para cuidar del abuelo enfermo cuando Kento todavía estaba en la secundaria. En su momento, él prefirió quedarse en Japón para asistir a Jujutsu High, lo que ahora parecía un terrible error. Una parte de sí siempre estaría arrepentido por haber elegido la escuela que le robó lo que quedaba de su niñez, en lugar de un último instante con su abuelo, el único adulto que lo trato acorde a su edad mientras crecía.

Kento se sintió nervioso durante todo el vuelo y el sentimiento de incomodidad no mejoró en absoluto a bordo del taxi que lo llevó hasta el modesto edificio en dónde sus padres vivían.

No era que se llevarán mal, pero su relación siempre fue complicada, en el sentido de que él tuvo que escucharlos, discutir sus problemas, todo el tiempo, como si tuviera la edad suficiente para entender de lo que hablaban, mientras que ellos rara vez se interesaban por lo que le pasaba, o las menospreciaban al tacharlas de "cosas de niños". En ese contexto, era natural que creciera sintiendo un poco de resentimiento. No los odiaba, por supuesto; para ser honesto, creía que eran padres decentes; más no podía quitarse de encima la sensación de que, en realidad, no los conocía, porque jamás compartieron con él detalles o anécdotas sobre su niñez, o su adolescencia, así que Kento solo sabía lo que había visto al crecer.

Al final, el resultado de años y años de mutismo, era una comunicación torpe, que al parecer no iba a cambiar pronto, por mucho que ellos intentaran involucrarse en su vida, a Kento todavía le costaba confiar, sentía que, en cualquier, momento el silencio volvería y se quedaría solo, de nuevo.

Antes de presionar el timbre del intercomunicador, Kento se limpió el sudor de las manos en sus jeans, estaba nervioso, ya que no les dijo que iría de visita, tampoco había respondido sus llamadas desde hacía un año y medio. Diablos, de no ser porque retiraba el dinero de su manutención cada mes, no tendrían noticias de él, por ello preparó para un recibimiento frío, incluso pensó que quizás ese sería el día en que sus padres lo iban a regañar, o a castigar, por primera vez.

Para su sorpresa, la alegría de tenerlo en casa, fue más fuerte que cualquier otro sentimiento. ¿Era posible que en el extranjero a las personas les resultara fácil desechar las emociones negativas que en Japón? A decir verdad, eso explicaría por qué sus padres se volvieron afectuosos una vez que se mudaron.

El fuerte y afectuoso abrazo de Hatsuzaki, sacó a Kento de sus pensamientos; para ser honesto, se hallaba un poco asustado porque no estaba seguro de haber visto al hombre sonreír tanto, alguna vez. Naho, por su parte, lo arrastró a la cocina, intentó convencerla de que no tenía hambre, pues no se creía capaz de comer con el nudo que sentía en el estómago; ella insistió en servirle y en cuanto tuvo enfrente uno de los platos especiales de su madre, sintió la necesidad de comerlo. La comida era uno de los pocos recuerdos buenos de su infancia, el sabor lo hizo sentir nostálgico, así que luchó contra las lágrimas que amenazaban con rodar por sus mejillas.

Sugar and Wine [Omegaverse] [NanaGo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora