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Debido a que la residencia Gojo estaba casi deshabitada, Kento creyó que el agua de la ducha estaría más fría de lo que acostumbraba a usar; considero posponer su baño hasta que volvieran a la escuela, pero, ya que no quería salir y enfrentar a Gojo todavía, prefirió meterse debajo del chorro helado. Para su sorpresa, la temperatura resultó de ser la adecuada para proporcionar algo de alivio a sus músculos doloridos por la sobre-exigencia física, pues Gojo además de ser un oponente duro, también era un amante apasionado y exigente, que lo había despertado un par de veces, para satisfacerlo y para marcarlo con su olor.
Su alfa se regocijó con tan solo recordar toda la noche anterior, las imágenes en la mente de Kento eran tan vívidas, que lo hicieron desear que la tierra se lo tragara. Si su comportamiento durante la primera vez (y las que le siguieron) no fuera prueba suficiente de lo mucho que quería a Satoru, ahora, que estaba libre de las fuertes feromonas del omega, se veía obligado a reconocer el deseo y la necesidad de tenerlo de nuevo entre sus brazos.
No obstante, decidió enterrar todos esos sentimientos bajo la llave de su autocontrol, pues tenía claro que, dadas las circunstancias, no podían volver a hacerlo. Por supuesto, su alfa protestó, de nuevo, su mente se llenó de recuerdos sobre cómo se sentía tener a un omega, a su omega, aferrado a su cuerpo, mientras rogaba por más. Kento gruñó, intentando sacarse las imágenes de Gojo desnudo de la cabeza, antes de que otro problema por solucionar apareciera entre sus piernas.
A pesar de lo que su instinto intentaba hacerle creer, Kento podía asegurar que, dada su nula experiencia en actividades sexuales, era imposible que hubiera hecho un buen trabajo a la hora de complacer a Gojo y (si tenía que ser honesto), no estaba seguro de que le preocupaba más: ser un amante mediocre, o que no habían usado protección y, por lo tanto, era probable que Gojo quedara embarazado.
Kento maldijo por lo bajo y comenzó a golpear su frente con la palma de su mano. ¿Cómo carajos pudo ser tan descuidado? ¿Cómo le permitió a su instinto tomar el control de la situación? El año pasado había sido espantoso para Satoru, lo último que necesitaba era que un alfa estúpido se aprovechara de su vulnerabilidad, nunca quiso ser esa clase de persona, sin embargo, lo hizo y ahora, aunque no se creía capaz de mirar a Gojo a la cara, tendría que hacerlo y enfrentar las consecuencias de sus acciones, porque podía ser un idiota irresponsable, pero Kento Nanami no era un cobarde.
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Satoru se giró sobre su costado buscando al chico que debía estar durmiendo junto a él cuando no lo encontró, se conformó con acurrucarse del lado vacío que todavía conservaba el calor del cuerpo del alfa y hundir la nariz en la almohada que tenía una fragancia arrolladora, una mezcla de madera y algo terroso, que lo hizo sentir en las nubes.
Un momento más tarde, mientras que el sueño comenzaba a abrazarlo de nuevo, sintió la cama hundirse bajo el peso de alguien sentándose a su lado; una mano acarició su cabello y sus mejillas con mimo, pensando que se trataba de Kento, el omega ronroneó. Entonces la caricia se detuvo de forma repentina, Satoru giró el rostro dispuesto a pedirle al alfa que no se detuviera, pero en cuanto se movió, un aroma a sándalo mentolado inundó su olfato.
Una señal de alarma se extendió por todo su cuerpo. Listo para la pelea, Satoru abrió los ojos y se incorporó de golpe, solo para darse cuenta de que no había nadie más que él en la habitación.
Convencido de que no lo había imaginado, repasó la habitación con la mirada, sin embargo, los residuos de energía maldita en el lugar pertenecían a Nanami, a Harumi y a él mismo.
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Sugar and Wine [Omegaverse] [NanaGo]
FanfictionSatoru Gojo esconde celosamente un secreto: Es un omega. Un omega incapaz de concebir a causa de la técnica maldita que lo vuelve el hechicero más fuerte de la era moderna. Puede que haya sido idea de sus padres criarlo como a un Alfa, pero al inter...