11. sakura

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advertencia: Charla sobre aborto. Embarazo. Violencia familiar.


❄️☀️


Cuando se está enamorado, el tiempo pasa muy rápido, o bien, nunca es suficiente. O al menos esa era la percepción que Satoru tenía sobre los constantes cambios en su vida, que no se habían detenido desde que comenzaron a mediados de enero, después de que Shoko presentó la prueba común para ingresar a la universidad. Para alguien como él, cuya existencia estaba dictada por el jujutsu, el proceso de selección y admisión resultaba engorroso, por no decir inútil. Por más que lo intentó y considerando que ella poseía una habilidad invaluable para la hechicería, no logró comprender por qué su amiga se sometía voluntariamente a ese martirio, pero de igual forma hizo todo lo posible por ayudarla.

El siguiente cambio ocurrió en marzo. El mismo día que los resultados de los exámenes se publicaron, Shoko comenzó a vaciar su dormitorio, pues, aunque faltaban sólo diez días para su graduación, la escuela le dio permiso de irse antes, con la excusa de que visitara su familia y arreglará todo lo referente a su alojamiento en la universidad. Él y Kento la ayudaron a cargar sus maletas hasta la estación, en dónde se despidieron.

Satoru sabía que su amiga volvería en abril, que su amistad no se terminaba, pero no pudo evitar sentirse triste. Aunque no fue capaz de describir lo que sentía hasta dos noches después, cuando se despertó a mitad de la noche, con la idea de vaciar su dormitorio: A pesar de que llevaba meses durmiendo en el bungalow con los niños, o en el cuarto de Kento, el lugar que le habían asignado cuatro años atrás, todavía estaba lleno de cosas y tenía que desocuparse. Sin embargo, ni siquiera consiguió abrir la puerta, en cambio, se sentó en el pasillo a esperar a que amaneciera, o que alguien más abriera.

Conforme el tiempo avanzó, Satoru comenzó a recordar cómo fue llegar a Jujutsu High, la primera impresión que tuvo del tipo que ahora era el director y de sus compañeros de clase, que pronto se convirtieron en los amigos, que nunca supo que quería, hasta que los conoció. Kento lo encontró horas después (o quizás solo fueron minutos) abrazando sus rodillas. No dijo nada, en cambio, se arrodilló a su lado y lo abrazó. Ahí fue cuando se dio cuenta de lo mucho que echaba de menos a Suguru, e incluso a Haibara. Lloró. Añoraba los días felices de su juventud que ya no volverían.

Ese incidente condujo al día de su graduación, del cual solo podía destacarse el pastel de chocolate que Tsumiki preparó para festejar, y el regalo que Nanami le dio en el dormitorio por la noche.

Así, de forma gradual y sin ningún tipo de pompa, su vida como adulto comenzó, siendo el aumento de misiones a las que era enviado y la paga el único indició de que la escuela había terminado.

🍷🍬

Una noche lluviosa de octubre, Satoru entró al bungalow y descubrió que Nanami ya había comenzado a prepararse para su examen de admisión. Darse cuenta de que su posible ruptura se acercaba a pasos agigantados, destronó a Megumi preguntando quién era, como la noche más fatídica en su vida.

—¿Qué quieres decir con quién soy? —recordó responder al niño. Había sido de madrugada, estaba cansado después de un largo viaje desde Perú, no pensó que encontraría a alguien despierto, mucho menos esperaba ser recibido por el gruñido de uno de los perros de jade y un mocoso muy grosero.

—Nunca estás en casa. No te reconocí —explicó Megumi, como si fuera una verdad absoluta. Satoru no supo responder, así que el chiquillo terminó su agua y volvió a su habitación.

Sugar and Wine [Omegaverse] [NanaGo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora