𝟎𝟐𝟒. Surprise guests •.°

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𝟎𝟐𝟒

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𝟎𝟐𝟒.┊SURPRISE GUESTS
❛ Okay, there is an Avenger in my kitchen ❜










































































































Eleanor había telefoneado a Sarah para decirle que el apartamento de Kate ya no existía, solo quedaban cenizas. No sabían cómo había ocurrido, si alguien había entrado y para no dejar pruebas había decidido quemar el apartamento o si la patosa de Kate se había dejado una vela o el horno encendido. Lo segundo era mucho más probable. ¿Quién iba a querer quemar un apartamento en el que no había, literalmente, nada de valor? Todo lo importante estaba en la mansión de Eleanor Bishop.

Sarah llamó a Kate como unas diez veces, pero ella no respondió ninguna y eso sólo logró preocuparla al punto de que se estaba planteando llamar a la policía. Al final no lo hizo. Esperó en el sofá, con un té verde en la mano, a que Eleanor o alguien le diera noticias.

El sonido de varios golpes en la puerta le hizo levantarse del sofá a regañadientes. El día había sido una completa basura y solo quería poder descansar a gusto. Los lunes, miércoles y viernes trabajaba en el hospital de la ciudad como enfermera, y los martes, los jueves y los fines de semana trabajaba en el restaurante chino. Su horario era una pesadilla, pero prefería eso a irse a vivir con la prepotente de su hermana. Eleanor siempre había disfrutado presumir frente a ella su increíble trabajo, su increíble casa y su increíble familia.

Sarah abrió la puerta. Kate, un poco magullada, sostenía la correa atada al collar de un perro enorme y detrás de ellos había un hombre. El mismo que ayer cenó en el restaurante con su familia. Sarah se cruzó de brazos, intentando no tirar la taza de té, ante la sonrisa inocente de Kate.

— Asumo que estás aquí porque no quieres ver a tu madre después de quemar el apartamento. Anda, pasa — dijo. Se hizo a un lado para dejarla entrar. El perro le olisqueó los pies. — ¿Y desde cuándo tienes un perro?

— Lo encontré en la calle, casi lo atropellan — contestó. — Clint, pasa. A propósito, yo no quemé el apartamento. Lo quemaron unos tíos gruñones.

El arquero asintió con la cabeza al pasar por al lado de Sarah como agradecimiento. Sabía que le iba a resultar muy difícil hablar con ella y que sería imposible mirarla y que los recuerdos no le atormentaran.

— ¿Unos tíos gruñones? — Sarah preguntó burlona, mientras cerraba la puerta. Caminó hacia la cocina y vio a ambos dejando un montón de productos médicos en la mesa. — Kate, ¿en qué lío te has metido ahora? ¿Y quién eres tú?

(✓) 𝐄𝐕𝐄𝐑𝐘𝐁𝐎𝐃𝐘 𝐃𝐈𝐄𝐒 ✦ clint barton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora