⁰⁰² | Sultana.

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Ana

—Escucha lo que te digo, no debes darle la espalda al sultán y debes besar su bata. ¿Entendiste?

—Sí, señorita firial.

Ella me mira y sonríe ——Ahora debes de ser inteligente, concéntrate en caerle bien a los hijos del sultán, y después de eso darle un hijo y serás una concubina.

Lo pienso, y es ahora que debo de actuar y debe ser ya, necesito sobrevivir aquí. Me pongo ha pensar en todo lo que pase, —Ana, pon atención debes de-

— ¡Atención la Sultana Mahidevran ha llegado! —me levanté rápidamente y agaché mi cabeza, me molesta tener que inclinarme ante otros, me fijo en la sultana.

—Acércate vamos —habla con dulzura, pero la mala sensación que me da es aterrorizante.

Miró a la señorita firial y ella me dice que me acerque, voy a pasos lentos y  la escucho hablar —No eres más que una simple jovencita.

Sümbül Ağa entra se inclina y viene hacia mi —Vamos, ya debemos irnos—me saca de ahí, mientras vamos por los pasillos, me advierte —Cuidate de la Sultana Mahidevran, ten cuidado.

Los guardias abren la puerta para que pase, y Sümbül me da un empujón al ver que no me muevo.

Cada paso que doy siento como en cualquier momento puedo morir.
Veo a una niña con un bebé que no deja de llorar recuerda la Sultana Mihrimah suele estar en la habitación del sultán. Me inclino y bajo la cabeza.

—Eres de esas mujeres que manda mi abuela —la escucho acercarse con el bebé en brazos.

—Sultana el Şehzade ha de tener hambre —ella me mira, y lo me lo extiende para que lo cargue, lo agarro despacio.

—Ten cuidado porque si le haces algo, mandaré a que te castiguen —voy hasta un lugar donde veo una bandeja de frutas, rebanó a la mitad una fruta, el pedazo que rebane se lo doy al bebé y chupa con desesperación.

Sonrió por el desespero por querer leche, —Tú serás mi criada a partir de ahora, pero si te atreves a hacerle algo a mis hermanos mandaré a que te corten la cabeza —me inclino, y salgo detrás de ella. El bebé ahora está más calmado. Cuando llegamos a la habitación veo a él Şehzade Mehmed, junto con él Şehzade Selim, me inclino.

—Hermano, te presento a la mujer que cuidara de nosotros —él Şehzade me observa con el ceño fruncido.

—¿Qué te hace confiar que no dañará a nuestros hermanos? —la sultana se acerca y habla imponente.

—Porque lo sé, algo me dice que ella cuidara bien de nosotros.

Después de eso, dejé a bayaceto en su cuna y fui por Selim mientras la sultana práctica bordado y el Şehzade idiomas. Vi las mejillas del pequeño pelirrojo de un color rosado, me preocupe y puse mi mano en su frente y estaba con fiebre.

Lo deje en su cuna y con prisa fui por un paño y el jarrón de agua, moje lo más que pude el paño y lo puse en su frente. —Sultana llamé a la doctora — ella dejo con rapidez lo que hacía al igual que Mehmed.

—¡Guardias llamen a la doctora! Qué tiene, algo le va a pasar —vi como empezaba a alterarse.

—No sultana, está con fiebre puede ser solo un resfriado.

No tardó mucho para que llegara la doctora, al igual que esparcieron que el hijo del sultán estaba enfermo. Pronto llegó la Valide Sultán, y después la Sultana Mahidevran.

— ¡Atención él sultán Solimán! —todos nos inclinamos, lo observé y era tan atractivo.

— ¿Qué es lo que tiene Selim?

Rápidamente la Valide se acercó —No es tan grave hijo, gracias a ana nuestro querido Selim está bien.

En ese momento el Sultán me observó, —Padre, ella ahora cuida de nosotros.

Aparto su vista de mi —Mi Sultana del sol y la luna —dejo un beso en su frente— eres inteligente al escogerla.

La Sultana Mahidevran me mataba con su mirada, pero sonreí para mi misma al darme cuenta que ya pronto empezaba todo a salir como quería.

𝓜𝓪𝓭𝓻𝓮 𝓢𝓾𝓵𝓽𝓪𝓷𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora