Batalla contra la Nahuala: Parte 1

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Leo San Juan, desde que el tenia 9 años, le ha tocado hacer frente a cosas que muchos jóvenes de su edad, solamente se hubieran llegado a imaginar en sus más retorcidos sueños.

No podía decir que realmente le diera mucho orgullo el tener que haber llevado esa vida, pero de un modo u otro le ha servido.

Y ahora... ahora esperaba que aquella valentía fuera su aliada y estuviera de su lado ante esta situación.

Pues, el y su equipo se encontraban frente a frente con ni mas ni menos que con la Nahuala.

-Parece que el destino me ha dado una nueva oportunidad de ahora si poder cumplir con mi objetivo Leo San Juan, y esta vez no vas a ser capaz de detenerme. -dijo la Nahuala a la vez que en su rostro se comenzaba a formar una sonrisa totalmente malvada.

Al escuchar lo que el maligno ser le acababa de decir, el joven poblano no pudo evitar el llegar a apretar sus manos en puños a mas no poder.

Ya sea si lo estuviera de manera consciente o inconsciente, ocurría debido a los pensamientos que en este momento empezaban a abarcar lo largo y ancho de su mente.

Pues, recordaba como fue hacerle frente a la Nahuala hace ya varios años, recordaba como fue que inicio siendo un niño asustadizo que se asustaba con facilidad y que ademas se orinaba encima, y que al final eso termino cambiando para ser quien es ahora.

Sin embargo, también recordaba como fue que eso a su vez, también lo ha puesto entre la linea de la vida y la muerte, una linea que el ha tenido que ver de frente, quizás mas de lo que cualquier otro ser humano ha podido llegar a hacer en la vida.

Fue cuando la verdadera locura entro sin mas en su vida, y fue lo que le termino dando la fuerza para enfrentar los problemas que tuvo desde ese momento.

La Llorona, Rousseau y las Momias de Guanajuato, el problema con el Chupacabras y por supuesto...

El Charro Negro, el que fue su mayor reto a superar.

Y ahora, era el recuerdo de lo que podía pasar si no derrotaba a la Nahuala en este momento, y sabía que esta vez el costo a pagar era sin duda grande en todos los sentidos.

Sin embargo, aquí la cosa era que el debía de tener mas ingenio para hacer esto, y mas si tomaba en cuenta que ya no estaba su equipo original con el.

Pero ya no se pensaba en dar marcha para atrás, ya no podía hacer eso.

Por lo que sin mas, sin vacilar ni chistar, el muchacho termina por recomponerse en su totalidad y, mira directamente al espectro, cara a cara.

-Escúchame maldita, ya he tenido demasiado desde el primer momento que te tuve frente a mi en mi vida, he tenido que ver al mismo diablo a la cara y aun así sigo aquí, parece ser que el inframundo no ha terminado aun conmigo pero no hay problema con eso porque el día de hoy yo... comenzare a terminar con el maldito inframundo, pieza por pieza. -termino de decir Leo con mucha seriedad, a la vez que hacia crujir los huesos de su cuello.

Aquellas palabras salidas de la boca del ex-cazafantasmas hicieron eco dentro de las cabezas del resto de los muchachos que se encontraban ahí presentes.

Por de parte de Nando, a este en serio le sorprendía porque ya no veía en su hermano al mismo niño asustadizo al que molestaba con la historia de la Nahuala, ahora veía a un joven capaz de enfrentar sus propias batallas sin vacilar.

Es cuando el, ahora mismo se ponía a recordar como eran sus vidas antes de que su hermano llegara a tener contacto alguno con lo sobrenatural, a lo mejor ya era de ese modo incluso desde sus primeros días de vida.

El Regreso del Charro NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora