En este momento, nada importaba mas que la supervivencia; nada importaba mas que el poder vencer de una vez por todas a la Nahuala y que esta vez sea definitivo.
Nada importaba mas en este momento, que el poder ponerle punto final a la pesadilla que comenzó todo en primer lugar.
Ese era el pensamiento que rondaba por la mente de Leo San Juan, quien junto a su hermano y sus amigas estaban frente a frente con la familia Villavicencio, cuyos cuerpos esqueléticos estaban siendo controlados por la malvada entidad.
-Bueno mocoso, parece que ya es el momento en que al final veas el otro lado como se debe, y luego tu alma volverá a mi, y sera un gran placer devorarla. -dijo la Nahuala para luego relamerse los labios con una sonrisa malvada de por medio.
El joven oriundo de Puebla, no pudo evitar el arrugar el rostro ante lo que acababa de decirle a aquel ser, estaba claro que aun tenia la intención de alimentarse con todos los que habitaban Puebla, volverlos sus esclavos.
Por un instinto, volteo a ver a su hermano y recordó cuando aquella noche el por bromear activo el medallón de Miquiztli lo cual hizo que el espíritu de la Nahuala lo llevara hacia el interior de la vieja casona.
Recordar que estuvo a nada de perderlo esa vez, sin mencionar que fue en esa noche en la que terminaron perdiendo a Fray Godofredo, le hacia ver que ahora mismo es cuando en serio debía de hacer las cosas.
De no echarse para atrás.
-Tal vez hagas el intento, pero no dejare que mi hogar este en las garras de alguien como tu, aunque tengas que pasar por encima de mi. -dijo Leo al mismo tiempo en que sacaba algo de entre sus cosas.
Su viejo y confiable balero.
Con escuchar la determinación en la voz del muchacho, la Nahuala solamente atino a esbozar una sonrisa malévola nuevamente, para luego señalar hacia los chicos.
Así, el ejercito de la Nahuala dio comienzo a sus ataques.
Al ver eso, los cuatro jóvenes sabían que debían de hacer y cada uno tomo un lado diferente de la habitación, de manera que los Villavicencio también se dividieron para atacarlos.
En el caso de Nando, el los esquivaba tanto como podía, hasta que encontró un cuadro que estaba en una pared y lo usa para romperlo en la cabeza de uno de los muertos vivientes.
-Eso... te costara caro. -dijo el muerto que tenia el cuadro aun clavado en su cuello a causa del impacto.
-Tal vez, pues espero que vaga cada centavo ahora. -dijo Nando para luego tomar un florero y atacar.
...
Mientras tanto, con Marcela ella tenia a la mano un par de frascos pequeños, uno en cada mano y cada uno contenía un liquido que es de un color rojo brillante y vivo.
La joven les quita el tapón a cada frasco, para así poder prepararse para lanzarlos contra los muertos.
-Espero que les guste esto. -dijo Marcela para luego lanzar los dos frascos contra los Villavicencio.
Al momento en que ambos frascos termina por caer frente al grupo de esqueletos, estos terminan explotando de manera que se libera una especie de neblina morada muy densa.
-Debo de decirlo, buen tiro. -dijo Valentina al mismo tiempo en que forcejaba con uno de los esqueletos con un perchero de oro.
Al momento en el que la neblina morada se termina de dispersar, se puede ver que los esqueletos que habían llegado a ser alcanzados por la misma neblina, estaba atrapados en una especie de sustancia blanca y a la vez, pegajosa como si se tratara de una especie de telaraña.
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El Regreso del Charro Negro
FanfictionHan pasado 6 meses después de lo ocurrido con el Charro Negro, y el joven Leo San Juan ha comenzado a acostumbrarse de nuevo a su vida normal, pero aun sigue extrañando a sus amigos fantasmas y a su amada... Xóchitl. Pero todo lo que conoce volverá...