⚘15. Luces de hada⚘

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El fin de semana había llegado en un abrir y cerrar de ojos, tal y como Adrien le prometió a Marinette, la llevaría al lugar más bonito y especial de París. Marinette estaba muy emocionada de salir con aquel chico que se encontraba al solo cruzar la calle. Era un día precioso, los rayos de sol traspasaban todos los edificios parisinos, aun así, debido por la época del año el sol era opacado por las nubes dando el indicio que pronto llovería.

Adrien citó a Marinette a las dos de la tarde para comenzar con su paseo a ese lugar que con muchas ansias el rubio quería que viera. Marinette desde muy temprano se levantó, deseaba tener una buena impresión para con Adrien, ya que le gustaba tanto su manera de vestir, sobre todo, los tacones rojos que siempre usaba. La de los ojos azules a pesar de no tener una relación formal con Adrien, sentía que estaba muy pronto para revelarle sus verdaderos sentimientos, pero no podía dejar de pensar que Luka estaba suelto en la ciudad y que la estuviera observando, así que prefiera esperar un poco de tiempo.

La hora había llegado, Marinette estaba lista con su atuendo de una camisa larga color ocre con lentejuelas, unos pantalones negros, tacones rojos pero no muy altos y una chaqueta negra de cuero. Se miró directamente al espejo, observando cada parte de su cuerpo; por último sonrió, tomando su cartera y un paraguas negro por si llovía.

El teléfono sonó, Marinette contestó y era Adrien quien estaba en la otra línea indicando que la esperaba abajo del edificio. La azabache le indicó que bajaba en un momento; colgó el teléfono, saliendo por la puerta y bajando las escaleras del edificio.

- ¡Hola, Adrien! - exclamó la de los ojos azules, al tener el contacto de aquellos ojos verdes brillantes - ¿te hice esperar mucho?

- ¡Hola, Marinette! - le sonrió el rubio, viendo aquella mujer tan hermosa que estaba enfrente a él - Para nada, siempre tardas el tiempo justo.

- Y bien, ¿A dónde me vas a llevar? - le preguntó, sosteniéndole una sonrisa.

- Ya lo verás muy pronto - respondió, tomando la mano de la chica para caminar junto a él - ¡Vamos!

Marinette solo asintió, no sabía que planeaba Adrien, pero conociéndolo sabía que era algo especial.

Ambos caminaron hacia su destino, Adrien vio innecesario usar su automóvil, porque al lugar que iban no estaba muy lejos, así que para mayor facilidad prefería caminar.

Llegaron al lugar, aunque Adrien parecía muy emocionado, Marinette no lo estaba tanto.

- ¿El parque de diversiones? - cuestionó la azabache, frunciendo un poco el ceño.

- ¡Si! No te parece divertido y podemos ir a todos los juegos - expresó Adrien, colocando sus manos al frente, mostrando la blancura de sus dientes - ¡Ven, vamos al primero!

- Esta bien - dijo disimuladamente con una sonrisa falsa, tomando la mano de Adrien.

La de los ojos azules no estaba muy convencida por el lugar, pensaba en algo más bonito e íntimo para los dos, pero no le quiso decir nada a Adrien, parecía un niño berrinchudo como si nunca había ido a un parque de diversiones. Por ello, decidió acompañarlo en todos sus deseos y pasar una buena tarde entre risas y alegrías.

Todo giraba bien, fueron a cada uno de los juegos que había en el lugar, pero la tarde comenzaba a caer y las nubes en el cielo se ponían muy obscuras. Antes de ir de regreso, compraron unos helados para compartir y así ir platicando.

- Nunca me había divertido de esa manera - exclamó Adrien, estirando sus brazos al cielo - ¿No es así, Marinette?

- Claro, Adrien - afirmó la azabache, bajando la mirada en el helado que tenía en la mano.

- ¿Sucedió algo? - preguntó, al ver a la chica un poco desanimada.

- No voy a negar que me divertí mucho - suspiró, deteniendo su caminar para ver a Adrien - pero... - dudó.

- Pero...

- Quería ir a un lugar especial donde podamos disfrutar los dos solos - mencionó, mirando un poco apenada los ojos esmeraldas del rubio - No me malentiendas.

- En ese caso... - tomó su barbilla, levantando su mirada al cielo. Luego bajo sus ojos para ver los de Marinette - Te llevaré a un último lugar.

- ¿Qué lugar es?

- Ven, sígueme - le sonrió, tomando su mano para caminar a la salida del parque.

La azabache se sentía muy confundida, a qué lugar la llevaría siendo muy tarde, pero caminó junto a él para saberlo.

El cielo anunciaba las primeras gotas de agua que caían al suelo, los faroles de las calles encendían sus luces para iluminar los caminos.

- ¡Oh, no! Está comenzando a llover - se lamentó el rubio, buscando a los alrededores un lugar para pasar la lluvia - y no traje mi paraguas.

- Tranquilo, yo traje el mío - sonrió Marinette, sacando de su bolso un pequeño paraguas negro. Lo abrió y era lo suficientemente amplio para cubrir a los dos - Una mujer precavida vale por dos.

- Si que me sorprendes - se rio el rubio, tras el gesto de la chica.

- ¿Seguimos?

- Sí, claro.

Ambos caminaron por aquellas calles mojadas aun con la lluvia un poco fuerte, contando anécdotas bajo el paraguas mientras se obscurecía en su totalidad. La lluvia no duro más que un chubasco de quince minutos.

- Llegamos - indicó Adrien, al estacionarse a un edificio clásico, pero que no tenía un cartel que indicara el nombre del local.

- ¿Aquí es? - lo miró con una ceja levantada, mientras cerraba su paraguas - pero, parece un edificio abandonado.

- Lo parece por fuera - mencionó, asistiendo con la cabeza y viendo a Marinette confundida - Te voy a mostrar... - sacando un pañuelo de su bolsillo y acercándose a Marinette para tapar sus ojos - no verás nada hasta que entremos, ¿De acuerdo?

- Esta bien - le dijo, riendo de bajo con el pañuelo puesto en sus ojos.

Adrien la introdujo lentamente en aquel edificio, teniendo mucho cuidado para que no tropezara con nada. Le indicaba por donde pisar incluso cuando subieron por las escaleras. Marinette confiaba en Adrien, sabía que él no la descuidaría ni la dejaría caer por ningún motivo hasta que llegaron a su destino.

Los dos se detuvieron, Adrien miró aquello tan precioso, las nubes se habían esparcido dejando ver una hermosa luna llena.

- Listo, Marinette ya estamos aquí - se puso atrás azabache para quitarle el pañuelo - a la cuanta de tres te quito el pañuelo - respiró con una sonrisa - uno, dos, ¡tres!...

Sus ojos azules se abrieron de pronto, sorprendida de ver aquella terraza con millones de luces de hada que iluminaban el lugar. Marinette tapó su boca con las manos brotando de sus ojos pequeños lágrimas de felicidad, mirando a Adrien con una enorme sonrisa que por un impulso de ella, lo abrazo con todas sus fuerzas.

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Holis!!💖

Disculpen por no actualizar ayer, pero quería descansar un poco.

Este capítulo se complementa con el siguiente, así que no tengo que decir mucho.

Solo que sí, no sabía que eran luces de hada hasta que lo busqué XD, me alegra que Marinette tenga su sorpresa💖

El capítulo siguiente ya está listo para que lo vean.

Nos leemos luego!!💖

16 de Abril del 2022

⚘Mi felicidad es junto a ti⚘ [Adrinette April 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora