Seis

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No puede haber pasado más que una fracción de segundo, pero se sintió como toda una eternidad cuando los ojos del hombre mayor se abrieron en reconocimiento de lo que estaba ocurriendo en la habitación de su nieto.

—¡Aléjate de Yuri!.— Nikolai cargó el arma a la altura de su rostro, preparándose para disparar.— tengo muy buena puntería y no serías el primero de tu especie al que mato.

Un gruñido resonó en el pecho de Otabek y Yuri se movió lo más rápido posible para detener a su abuelito, empujando al moreno para tratar de desviarlo del blanco del arma, poniéndose en medio.

—¡No! ¡Espera! Es de los buenos.

—No hay tal como los "buenos". Yuratchka, ven aquí.— Nikolai se plantó más firme y le hizo un gesto con su cabeza a su nieto.— no sabes de lo que estos son capaces.

—¡Beka! di algo.— le pidió al moreno, pero este estaba tomando una posición de pelea, bajando su cuerpo como si buscara una postura más firme.— no seas tarado, no vas a luchar aquí, ¡es mi abuelo!... Kolya, detente...

El miedo subió por su garganta, Yuri forzó a su cerebro a buscar una solución, algo que hiciera que los dos se detuvieran. El tiempo parecía haberse detenido y sus rodillas se sentían débiles; estaba mareado y su visión se volvía borrosa, se sentía esa vez que tuvo una crisis de pánico: la respiración más corta, el temblor en sus manos y el corazón repiqueteando a toda velocidad en su pecho.

Y, luego, algo cambió en Otabek cuando se movió demasiado rápido en dirección a la ventana.

—¡Vienen hacia acá!.— exclamó, olisqueando el aire, las garras cobrizas de la mano que apoyó en el marco se hundieron en la madera.

—Si vienen tus amigos, los llenaré de plomo.— la voz de Nikolai salió demandante a pesar del borde de preocupación, afirmó su amenaza con el clic que liberaba el seguro del gatillo.

—No son mis amigos, soy el guardabosques.— rugió Beka, volviéndose a buscar el rostro del menor.— Yura, lleva a tu abuelo a un lugar seguro, un lugar pequeño en el que puedan encerrarse por completo. Intentaré conducirlos al bosque.

—¿Qué?.— preguntó Yuri con voz temblorosa. Dio pasos inseguros para acortar la distancia que lo separaba de su abuelo y este lo recibió con un medio abrazo, pegándolo a su costado.

—Plisetsky.— esta vez, Otabek se dirigió a Nikolai.— he vivido en estas tierras tanto como tú y he tratado con este problema muchas más veces, ponte a salvo con tu nieto, no salgan por ningún motivo hasta que les diga, ¿puedes hacer eso?

—Si crees que puedes llevarte a Yuratchka...

—No mato humanos, Plisetsky.— gruñó Otabek por lo bajo.— pero esos que están afueras no tienen los mismos reparos que yo, ya saben de Yura y pueden estar aquí por él. Hazme caso y manténganse a salvo.

Y como si los lobos pudieran oír su conversación, un fuerte aullido se escuchó cada vez más cerca, anunciando que pronto la cacería de los Errantes empezaría por esta noche.

-Abuelito.- le llamó, tirando del brazo, su mente queriendo pasar por alto el hecho de que los monstruos estaban llegando tan cerca solo por su culpa.- vamos, vamos a tu cuarto... Beka sabe lo que hace, dice que lleva años haciéndolo, por favor.

Nikolai no dijo nada, pero, sin temblar ni un poco, tomó el machete sobre la mesita de noche y se la entregó a su nieto. Esta vez fue él quien lo tomó de los hombros y lo hizo salir de la habitación, conduciéndolo al pequeño rellano antes de las escaleras.

—A la cocina, muchacho.— le ordenó antes de tomar la linterna que había dejado colgando en en el barandal.— estaremos mejor allí que en cualquier otro lado.

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⏰ Última actualización: Apr 19, 2022 ⏰

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Little Black Ridding Hood [OtaYuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora