Capítulo 31

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—No puede ser... no... no puede ser... no... no... —repetía el joven New agarrándose la cabeza después de ver aquel video—. ¡Esto no puede ser cierto! —exclamó asustado, tirando el teléfono en la isla de la cocina donde lo había encontrado—. No puede ser cierto... nooooo... —gritó y fue un gritó tan lleno de dolor que parecía como si lo estuvieran desgarrando por dentro, porque era doloroso, demasiado doloroso darse cuenta que justo en ese instante todo su mundo se desmoronaba.

—¿New que sucede? —su hermano llegó corriendo a la cocina después de escucharlo gritar.

—No... no... no puede... no puede ser... no puede ser.... no... no —murmuraba el joven caminando de un lado a otro—. No puede ser.... no puede ser... no puede ser —repetía golpeando su cabeza.

—New.... New... cálmate por favor —suplicó su hermano sujetando sus brazos para que dejara de golpearse—. Cálmate New.... por favor...por favor —repetía intentando calmarlo—. Por favor... New... por favor... cálmate...

—No... no puede ser... no puede ser... no puede ser —eran las únicas palabras que salían de la boca del joven mientras lágrimas se deslizaban por sus mejillas sin detenerse—. No... no puede... no... no... —pronunció por última vez y entonces cayo en los brazos del abogado, completamente inconsciente.

—New... New... New que demonios... New —repetía este intentando despertarlo.

—¿Qué sucedió? —cuestionó el castaño al entrar a la cocina y ver al joven inconsiente en los brazos de su hermano.

—No... no lo sé —respondió su jefe—. El.. el... escuche su grito desde la sala y cuando llegue aquí enloqueció, golpeaba su cabeza y luego solo se desmayó.

Hay que llevarlo a su cama dijo entonces el castaño ayudando a su jefe a levantarlo.

Sujetaron al joven de ambos lados y lo llevaron a su habitacion, acostandolo cuidadosamente al llegar.

—No entiendo, ¡realmente no entiendo que sucedió! —exclamó el abogado preocupado.

—¿Qué estaba haciendo el cuando usted llegó? —cuestionó entonces el castaño.

—Na... nada... solo estaba parado frente a la isla de la cocina, luego comenzó a moverse de un lado a otro, murmurando, comenzó a golpearse la cabeza y luego solo se desmayó.

—Buscaré alcohol, el olor lo despertará —afirmó el castaño saliendo de la habitación.

Fue hacia la cocina y mientras revisaba las alacenas, vio su teléfono en la isla, sus ojos se encendieron, fue como si hubiera dejado de respirar por unos segundos.

—No... no —dijo tomándolo deprisa—. ¡Maldición! —exclamó cuando la pantalla se encendió y allí podía verse el video, ni siquiera se tomó el tiempo de verlo, solo corrió a la habitación del joven nuevamente—. Sr Nattapol —lo llamó deteniéndose en la puerta.

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