Capítulo 42

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Tengo la ubicación —dijo el castaño acercándose a los hermanos, quienes esperaban en la sala—. Es ahora.

—Estoy listo —afirmó New levantándose de su asiento.

—¿Estás seguro de esto? —cuestionó entonces el abogado mirándolo.

—Si —respondió firme.

—Ok, ¡vámonos! —exclamó el castaño y sacó un arma de el bolso que traía—. ¿Sabe cómo usarla? —cuestionó mirando a su jefe.

—Tuve que aprender a hacerlo —respondió este tomándola—. Ahora vámonos, no perdamos más tiempo —dijo y la acomodo dentro de su pantalón, en su espalda.

El castaño asintió ante sus palabras y luego caminaron hacia el ascensor, ninguno podía ocultar su nerviosismo, su miedo, pero tampoco la seguridad que tenían de querer terminar lo que habían comenzado, debían intentarlo al menos, por el bien de todos.
Salieron del edificio con extramo cuidado, y de la misma forma Tul condujo a la corte suprema, al llegar volvió a ver la ubicación que su amigo le envió y fue hacia allí.

—¿Dónde estás? —cuestionó cuando el azabache respondió su llamada.

—Vigilando —respondió este—. Acomodate en el aparcadero cinco, esta entre dos camionetas y detrás de el hay una puerta que lleva al estacionamiento del segundo piso.

Y sin decir más el azabache cortó la llamada, su amigo busco el lugar mencionado, encontrandolo exactamente como este lo había descrito, estaciono el auto y segundos después Max le informó a su amiga que ya se encontraban en el edificio.

—¡Ahí viene Tanshi! —exclamó el abogado bajando del auto al verla, seguido por su hermano y el castaño—. ¿Cómo estás? —cuestionó cuando su amiga llegó frente a ellos.

—Segura —respondió esta y luego miró al joven—. Hubiera querido volver a verte en mejores circunstancias —expresó tomando su mano.

—A mi me alegra verte igual Tanshi —respondió este con una sonrisa—. ¡Gracias por ayudarnos! —exclamó abrazandola.

—No te preocupes por eso —afirmó la abogada devolviéndole el abrazo—. El juez nos espera —dijo con seriedad cuando se separaron.

—Vamos entonces —respondió el joven mirando a su hermano y al guardaespaldas.

—Ellos pueden acompañarnos New, pero adentro solo seremos tú y yo —mencionó la mujer mirando al joven.

—¿Por qué? —cuestionó este preocupado.

—Para un testimonio como este solo pueden estar presentes el juez, el taquígrafo, el abogado y el testigo —respondió la mujer—. Nadie más.

—Ella tiene razón New —afirmó su hermano—. Tú testimonio hoy solo será utilizado para conseguir una orden —explicó—. Aunque quiera entrar contigo no lo permitirán.

—Es... esta bien lo entiendo —dijo el joven ahora más nervioso que antes.

—Y creo que sería mejor que ambos esperen a New en el auto —mencionó la abogada.

—No lo creo seguro —expresó el castaño—. Dejarlos ir solos no es una buena idea.

—Lo sé —respondió la mujer—. Pero creo que sería bueno que cuando el termine de testificar ustedes ya estén preparados para irse —afirmó mirando a su amigo—. De todas formas no pueden estar con el, y también pienso que estar todos juntos es mucho más peligroso que separados.

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