A la mañana siguiente, despertó y no había nadie. Bien por él; quizá si Sanemi hubiese estado presente, hubiera recibido más de un insulto o burla, pero su suerte (o la poca que podía llegar a tener) la mañana comenzó de manera tranquila. Se estiró todavía estando en el suelo, notando que tenía la ropa manchada con pasto. Decidió levantarse y limpiarse, para ahora ir en dirección a su finca.
Mientras caminaba, con aún una parte de sí adormilada, escuchó la voz chillona y aguda de su compañera pilar, Mitsuri Kanroji, la cual se acercó rápidamente a él. Giyuu puso en blanco los ojos.
-¡Tomioka-san! - exclamó con fervor, maravillada ante la belleza del hombre. Mitsuri no era consciente de que recién se estaba despertando, pero aunque así fuera, mantendría la creencia de que Giyuu es uno de esos hombres a los que la genética le significó una bendición -. ¡Qué bueno verte! ¡¿cómo estás?! ¡¿cómo te ha ido?! ¡Ah, te ves tan hermoso hoy!
-Buenos días, Kanroji - respondió suave, con su tono de voz encantador que dejaba fascinada a la de cabellos bicolores -, estoy bien, gracias, ¿y tú? - a pesar de que Kanroji le podía parecer un tanto insoportable, siempre le respondería de manera educada y calmada, pues sabe perfectamente que ella es una de las pocas personas verdaderamente amables que puede encontrar. No contaba con aquella amabilidad de Shinobu, que resultaba ser pasiva-agresiva y al menos a él, siempre lo terminaba hiriendo con sus comentarios; y no es necesario hablar de Shinazugawa o Iguro. Tengen podía ser extravagante y a simple vista parecer un buen tipo, pero con Giyuu apenas si habían cruzado unas cuantas palabras. Gyomei era un hombre respetable, con el que apenas hablaba, y de Muichiro no había nada que decir, pues casi ninguno de los pilares lograba sacar conversación con el joven por más de cinco segundos sin que se distrajera y perdiera en sus propios pensamientos.
A la mente le vino un recuerdo, de la nada, pero uno de los primeros recuerdos que tuvo con Kyojuro.
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Kyojuro llevaba apenas una semana como pilar, era alguien tan nuevo pero que ya había conseguido llevarse bien con todos sus compañeros, a excepción de Giyuu, quien a diferencia de los demás, no se le acercó. Sanemi le dijo que Giyuu era un arrogante con aires de superioridad; a su vez, Tengen comentó que era un tipo amargado, que no tenía amigos y que tampoco parecía querer tenerlos.
Pero Kyojuro se negaba a creerlo.
La primera vez que lo vio, supo que ese hombre de cabellos negros y ojos azules era lo único que deseaba y quería. Le maravilló tanto, que ese mismo día soñó con él.
Sanemi y Tengen debían de mentir; ¿cómo era posible que alguien tan hermoso pudiera resultar como lo más desagradable del mundo? Tenía que comprobarlo.
A la hora de almuerzo, Giyuu caminaba por el bosque con la intención de ir al pueblo. No se esperó en absoluto que Kyojuro aparecería frente a él, con una gran sonrisa que iluminaba todo su rostro.
-¡¿Tú eres el pilar del agua no?! - vociferó, pues se hallaba nervioso de tener frente a sí a quien le había robado el corazón sin hacer el más mínimo intento. En respuesta, Giyuu le asintió con la cabeza -. ¡Es un placer conocerte, de verdad, me alegra poder conocer a mi contraparte! ¡Ya sabes!... Agua, fuego... ¡podríamos incluso entrenar juntos algún día! - se ruborizó por su hablar tan impulsivo y fuerte, más aún acompañado de que Giyuu estaba cohibido.
-Un placer, igualmente - murmuró suave, viendo al suelo.
Hubo un momento de silencio en el que Kyojuro se fascinó todavía más por la belleza del azabache, mientras que este yacía tímido. El rubio se acercó un poco, manteniendo la distancia suficiente para no incomodar al contrario.
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Todos te odian, Tomioka. En especial yo
FanfictionGiyuu Tomioka es el pilar del agua. Es una persona muy callada, de pocos, o más bien, nulos amigos y habilidades sociales casi inexistentes. Es debido a su personalidad introvertida que los demás lo creen alguien arrogante y con aires de superiorida...