Serendipia [Casi Ángeles]

Roussell De la Cour (especial)

Un suspiro seguido de una lágrima se me escapan mientras observo su fotografía.

Todos dicen que soy igual a ella. Su cabello platinado igual al mío. Nuestros ojos en el mismo tono de verde. Incluso papá dice que me parezco en su forma de ser.

La extraño mucho...

Acarició el vidrio del marco mientras miro la imagen dónde estamos todos juntos. Mamá sonríe teniéndonos en brazos a Apolo y a mi de bebés. Ani sonríe, con su pequeña mano agarrando la de papá. Y él sostiene la cintura de mamá mientras toda su atención se enfoca en ella, sus ojos solo la ven a ella como si fuera una diosa y él le rindiera veneración. Se nota el amor brillando en su mirada.

Desde el llamado de Martina pienso en ella más que antes. Su imagen no sale de mi cabeza ni un segundo.

Como me gustaría volver el tiempo atrás y que lo ocurrido ese día nunca haya sucedido. Crecer a su lado siendo la familia feliz que en algún momento fuimos.

Vuelvo a dejar el retrato en la mesita de luz al lado de mi cama donde estaba.

- Pareces mapache - la voz de mi mellizo se me hace voltear, está apoyado de brazos cruzados en el marco de la puerta con esa típica sonrisa arrogante en su rostro, marca Roussell.

Uno de los rasgos característicos que heredamos de papá.

Me río y limpio mis lágrimas que salen negras por el rímel corrido.

- Idiota

- Papá, llegó. No le va a gustar ver así a su princesa - dice con burla

Apolo no solo es mi mellizo es mi pilar. Nos sostuvimos en el otro desde lo ocurrido, aunque siento que él a estado más para mí de lo que yo he estado para él.

Se acerca y me abraza. Su tacto me llena de paz, me siento protegida entre sus brazos.

- Vamos pequeña

- Vamos idiota

Bajamos las escaleras de la casa dirigiéndonos al comedor. Desde que mamá no está Apolo se encarga de la comida, ya que el resto de nosotros incluido papá es un desastre en el arte culinario.
Él cocina excelente pero nada se compara a la comida de mamá.

Ella era la felicidad de cada uno de nosotros.

Ahora la casa se siente vacía al igual que nuestros corazones.