Capítulo 25

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— Hola Melissa, ¿qué pasa?

— ¿Cómo qué?... ¿Qué pasa? Rachell, ¿es enserio? ayer estabas compl...— la interrumpo— Ya sé, la historia, no es necesario que me la repitas.

— Bueno, lo siento pero se supone que te irías conmigo y cuando despierto tú no estás—  tiene toda la razón, pero tenía que volver ya a casa, no podía esperar más— Tienes razón, debí haberte despertado, pero es que mis padres estaban a punto de llegar y yo enloquecí. Lo siento.

— Está bien Rachell, agradezco que Adriel me haya llamado para decirme que estabas bien, porque si no la que hubiera enloquecido habría sido yo — yo sonrío al escuchar su nombre— Bueno adiós.

— Adiós Mels, gracias por preocuparte por mí.

Ella cuelga y yo me dejo caer en la cama, siento que mi cuerpo está como desvanecido y cansado.

— Oye, Rachell me puedes explicar, ¿por qué está la escalera de tu padre puesta en tu ventana?— dice mi mamá recostada en el marco de la puerta de mi cuarto.

Mierda debí haber quitado esa escalera, apenas logré entrar.

— En sí... yo... yo salí por la puerta trasera a botar la basura, y cerré la puerta y no me di de cuenta que había dejado las llaves adentro— hecho una carcajada falsa— Ya sabes lo distraída que soy, y me quedé afuera, y vi la escalera de papá ahí en el patio y la utilicé para entrar— mi mamá se come mi cuento— Ok, pero ya quítala de ahí, cualquiera puede entrar a tu habitación, es muy peligroso— yo asiento con la cabeza y voy a cumplir con lo que debí haber hecho desde un principio.

Paso, toda la tarde tratando de recordar algo de anoche, pero es totalmente inútil, cierro mis ojos pero el sonido de mi teléfono me distrae, es un mensaje de Adriel.

Adriel.

— Mañana paso por ti, a las 5:00pm.

Olvidaba lo de la cita.

Rachell.

— Aquí estaré esperando.

Mis ojos se vuelven a cerrar, pero con una sonrisa en mi cara.

***

Unos golpes en la puerta, hacen que me despierte algo asustada, llevo las manos a mi cabeza ya que un ligero dolor se hace presente.

— ¿Quién?— digo dentro de un bostezo— ¡Tú mejor amiga en todo el mundo!— sonrío— Pasa— ella entra y me mira, con cara de lo siento por despertarte un domingo tan temprano, o eso quise entender yo.

— Rachell, son los 10:00am y aún duermes— entendí mal— Para mí es de madrugada aún— digo encogiéndome de hombros— ¿Oye qué te parece si me acompañas a ir de compras?

Los padres de Caro son muy adinerados y dos veces en el mes, le dan su tarjeta de crédito para que ella se compre lo que quiera. Mis padres también tienen dinero pero no tanto como los de ella y el padre de Adriel, nosotros tenemos lo que necesitamos y eso está bien.

— Está bien, pero tienes que esperar a que me arregle— ella se sienta en la silla del escritorio— Tómate tu tiempo— dice cruzando las piernas y poniendo las manos en sus rodillas, yo solo rio y salgo de la cama.

Después de 20 minutos.

— Mamá saldré con Caro— digo pasando por un lado de ella, que está sentada en la sala con una revista— Está bien, tengan cuidado.

— Adiós, señora Elisa— mi madre le sonríe a Caro— Adiós linda, cuídense.

Durante el camino, le conté a Caro todo lo que pasó la noche del viernes, y todo lo que tuve que hacer ayer para entrar a la casa a tiempo.

Tecla a Tecla (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora