Capítulo 25 - Todos unidos

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Medio año atrás había empezado a tener pesadillas, soñaba que me persiguen por el bosque mientras otros lobos trataban de cazarme, me perseguían tan dentro del bosque que las copas de los pinos no dejaban apenas pasar la luz del sol, yo seguía corriendo, esperaba que alguien me ayudara, mi padre, pero lo raro es que el lobo que yo soñé como mi padre tenía el pelaje marrón rojizo, sin embargo, Jeremy lo tiene negro, era rara la sensación de familiaridad en ese otro lobo, cada vez que despertaba lo hacía sudando, últimamente los sueños se han incrementado, están apareciendo más pesadillas con lobos, aunque también soñaba que corría libremente por el bosque, el suelo crujiendo bajo mis patas cada vez que lo pisaba, el sonido de los pájaros, ardillas, podía oler cada aroma del bosque, cada uno de los sonidos productos por los animales cercanos como los conejos, jabalíes, ciervos. En uno de mis sueños corría tras un ciervo junto a tres lobos más, podía escuchar el latido de mi presa, sus pisadas, las ramas pequeñas y caídas partiéndoselos a su paso, los helechos haciendo un sonido cada vez que los atravesamos. Clay había notado que no dormía bien, ya que a escondidas baja y me iba a ver la tele, me pilló en una ocasión viendo alguna que otra serie que daban de madrugada. Me hacía volver a subir a mi cuarto, entonces sabía al piso de arriba y me ponía a leer o pintar hasta que veía el sol y creía que se iban a levantar.

Pero hoy era una noche diferente, me metí temprano, muerta de sueño por mis pesadillas, las cuales no le había contado a nadie porque quizás pensaban que era una niña rara. Era medianoche, la luna cruzaba el cristal de mi ventana e iluminaba parte de ella, la casa estaba silenciosa, apenas se oían las respiraciones o ronquidos de los que vivían en ella, mi grito despertó a los que unos segundos antes yacían dormidos, ambos corrieron hacia la dirección del grito y me vieron aún tumbada en la cama, removiéndomela en ella, hablando en sueños, Jeremy intento despertarme, pero le valió tres intentos el que yo sobresaltada me incorporase, asustada, sudando y temblando, ambos me preguntaron por mi sueño y les mentí, no tenía ganas de hablar de él, tampoco sabía cómo decirles que había soñado con que yo era una loba y que perseguía a alguien por el bosque, una persona y no un animal como en otras ocasiones. Jeremy me convenció para bajar a la cocina, tomar un vaso de leche y así tranquilizarme, me pareció una buena idea y bajé con él, me sentó en la encimera y talento la leche, trato de hacerme hablar, pero prefería que lo dejase estar, aún tenía la sensación de angustia del sueño. Hablamos sobre otras cosas, como por qué elegí esos juguetes cuando Antonio me llevó a comprar, le dije la verdad, me gustaban y en el parque había visto a niños jugar con esas pistolas, sobre lo otro es que quería practicar allí otro tipo de tiro, aceptó mis explicaciones, sin embargo, quería decirme que esos juguetes le había mandado a Antonio devolverlos y cogerme algo más apropiado para una chica, aquí fue cuando le dije que le dije yo también que no los quería sino que podía usarlos y que si me compraba una muñeca jugaría antes con ella Daniel o Nick, que no quería una cosa como esa, que prefería antes los puzzles.

Después de un par de horas hablando me llevó arriba y me dejó acostada en mi cuarto, comento que si no podía dormir que le avisara, pero no hizo falta, dormir hasta la mañana siguiente sin más pesadillas.

Unas semanas más tarde, Clay le dijo a Jeremy que estaba preocupado por mí, pero él no le dio importancia. Me llevaron de excursión, lo pasé realmente bien, nunca había estado en Syracuse y ver la ciudad, los rascacielos, la gente caminando tan deprisa que aunque tropezaran seguían andando como si nada, me sorprendía que apenas se parecen. Vimos el museo, era mi clase de historia, me explico las cosas una por una, la historia que escondían, eran fascinantes, me gustaban más este tipo de clases, porque parecía que por una vez éramos padre e hija. Antonio intentó unirse a la excursión, pero no pudo hasta más tarde, mientras Clay me explicaba las cosas antropológicas y más antiguas, Jeremy se las dejaba, ya que así le hacía partícipe de mi educación.

En este tiempo mi comportamiento había cambiado y no a mejor, estaba rebelde y lo achacaban a la pre adolescencia, nadie vio venir algo y mucho menos el hombre que se ha implicado tanto en la manada que se hacía cargo de los cambios, a pesar de ser un experto no pensó que lo que me ocurría iba a ser lo que tantos dolores de cabeza le dio, más bien, Clay le dio el dolor de cabeza.

A unos días de mi cumpleaños todos tenían una fiesta montada y Peter iba a acudir como hizo en los años anteriores, solo faltó a uno de mis cumpleaños y fue porque estaba de gira, lo que más me sorprendió es que me trajera un regalo en cuanto pudo escaparse de la gira. Le había visto llegar con un gran regalo, tenía curiosidad que lo que era así que puse a buscarlo Por toda la casa, Nick me pilló intentando subir al desván, me llevó con él, suerte que estaba el y no Clay o ya se lo hubiera dicho a Jeremy y quizás me hubiera quedado sin regalos.

El día de mi cumpleaños llegó y yo estaba emocionada, iba a cumplir nueve años, todos me felicitaron, hicieron una pequeña fiesta con música en el jardín, me sorprendió que Malcolm viniera a mi cumpleaños, pero al menos no discutió con Jeremy y me trajo un regalo, luego desapareció. Peter y Jeremy, sin embargo, parecían estar discutiendo, oí gritar a Peter, aunque no entendía que dijo, al ver que miraba se alejó de mi padre, era extraño, nunca lo habían hecho, pero desde que Peter llegó mi padre había estado raro. Peter se quedó más del tiempo que dijo lo cual era guay, jugábamos mucho y me divertía estar con todos juntos, ya que estando Peter me usaba de excusa para no ir de fiesta o simplemente reírse de Nick, porque yo siendo humana me mantenía más de pie en un entrenamiento que él. Aprovechamos en ese tiempo a ir a la ciudad, ir de compras, comer en varios restaurantes, fuimos a los recreativos y jugamos todos, me sorprendió que mi padre jugase conmigo a varias cosas del lugar, incluso ese día cenamos en el McDonald's, a pesar de que Jeremy dijo que no sería muy sano para mí, Antonio le convenció, lo que no me hizo gracia es que cogieran el menú infantil, no me gustaba espínete, Nick hizo algo gracioso con el muñeco para hacerme sonreír, me dio un par de patatas que eran de Clay, lo que no le gusto a mi hermano, le miró mal y Peter aprovechó a comprarme un helado. Hasta la fecha habían sido mis mejores días.


Una Loba AfortunadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora