Capítulo 28 - La preocupación

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Stonehaven:

Al volver de forma humana a casa, Clay, que llevaba a Raley en brazos, la llevó a su cuarto para que descansara, sabían que ahora iba a ser muy difícil para ella el no quedarse dormida después de cambiar, ya que toda la energía la gastaba. Después de comer, todos se dispusieron a descansar, excepto Jeremy, que estaba en el estudio, sentado en su sillón pensativo, debía avisar a Dominic del cambio de Raley, pero eso significaba que debían ir a Blackborn y, por lo tanto, un riesgo de castigo para Peter y para él, aun sabiendo que lo pasaría por alto tenía sus dudas, ahora la niña sabía la verdad y era un riesgo, muchos pensamientos le pasaron a toda velocidad cuando alguien le sacó de sus pensamientos.

-Estará bien, te preocupas demasiado - comentó Antonio

-No quería que pasara esto, ahora no, es culpa mía - farfulló él con tono culpable

-Y si hablas con ella y se lo cuentas - dijo Antonio sentándose en otro sillón cercano al de Jeremy

Tras unas horas largas de conversación con su amigo él se retiró a hacer la cena, esa noche Jeremy no ceno, su culpabilidad por lo ocurrido no dejo que probara bocado, ni aun cuando Nick le llevo comida. Todo se había complicado. Días posteriores intentaron mostrarle a Raley como controlar el cambio, sin saber que ella rehusaría la ayuda, decidiendo quedarse en ese estado de animal en sus transformaciones y evitando que su humanidad saliera a la luz. Peter se tuvo que ir por su trabajo, lo que no ayudó a que la pequeña quisiera dejar que su parte humana tomara consciencia de lo que ocurría en sus cambios. Comenzó a odiar tener que cambiar cuando Jeremy se lo pedía, la jaula e incluso a Jeremy, el cual hacía un gran esfuerzo estando allí, cambio tras cambio y oír a la niña que crio insultar, maldecir le a pesar de sus diez años de edad.

Raley tenía que estar encerrada hasta que entrase en razón, sus cambios eran violentos y los únicos que se acercaba a ella eran Clay, Antonio y Jeremy, el resto se quedaba al margen por petición de Jeremy, Peter se sintió culpable por lo que su hija estaba pasando, a sus ojos era el responsable de que Jeremy no pueda controlar a la pequeña de la casa, a pesar del intento de Nick para hacer que se sintiera mejor, solo empeoraba, hacía que pensase que, sino se hubiera obcecado no ser parte de la vida de ella eso no hubiera pasado.

Jeremy, que ahora se encontraba en la cocina con un plato de comida y un vaso con agua para que la pequeña comiera algo, hacía dos días que no había probado bocado, si no contamos el mordisco a él mismo, con todo bajo las escaleras, al llegar a la jaula vio a la pequeña sentada en el suelo, sus ojos mostraban tristeza y decepción, no quería estar ahí encerrada, aunque le explicaron que fuese solo un tiempo hasta que controlarse sus cambios, para ella estaba siendo una eternidad, mirando aquellos barrotes, paredes grises, libros y papeles viejos. Nunca la habían permitido bajar, hasta ahora era un lugar curioso, ahora mismo esa curiosidad se fue al mismo lugar que su alegría, a lo más oscuro de sí misma. La luz entraba por una ventana que había en la jaula, al igual que por otra ventana, no se iluminaba el lugar, pero podías ver durante horas aquel lugar, silencioso, sin que nada cambiara, las horas pasaban y seguía pensando que el tiempo iba más lento.

-Te he traído algo de comer - comentó Jeremy, no obtuvo respuesta por parte de la pequeña - Antonio te hizo tu plato favorito - sabiendo que no iba a contestar, continuó - También te traje agua - puso la bandeja de comida en el suelo y al lado el agua, lo paso por debajo de la jaula.

Seguía sin tener respuesta, Raley había tratado de huir por ese lugar por donde le metían la comida, pero solo logró hacerse daño.

-Tienes que comer, llevas varios días sin probar bocado - comentó él de nuevo, el silencio del lugar hacía que su voz resonase - Al menos bebe algo - se arrodilló ante ella, Raley se estiró, cogió el vaso de agua, lo acerco lentamente a sus labios, Jeremy sonrió satisfecho, ya que iba a hacerle caso, sin embargo, Raley le tiró el vaso de agua a él, mirándole y haciendo que este se levantase de golpe, la cara del castaño era de sorpresa, la pequeña satisfecha con su arrebato le da la espalda a Jeremy tumbándose poco segundos después en el colchón que habían colocado en la jaula. Jeremy intentó hablar con ella, pero lo único que consiguió de su parte fue un gruñido, sorprendido comentó en bajo "qué rápido aprendió a gruñir"

Una Loba AfortunadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora