1. Bienvenidos al juego del poder.

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Eliette.

Hace un mes el concejo real había anunciado que cada joven del reino debía participar obligatoriamente en los juegos del poder, algo que para mí es absurdo, ¿qué les costaba ejercer el cargo a ellos? Al fin y al cabo eso venían haciendo desde hace un año que murió el rey Antoni, en fin eso no es lo importante ahora, debo despedirme de mis padres y mi hermano menor.

—¿Ya llegó mi padre? —pregunte mientras bajaba las escaleras.

—Nada, hija, pero no te preocupes, llegará pronto. Siéntate con tu hermano, ya les traigo el desayuno.

Mi madre se fue hacia la cocina, mientras procedía a sentarme junto a mi hermano, quien se encontraba haciendo nacer una semilla de girasol, pero le era difícil lograrlo.

—Tienes que concentrarte, visualiza como el tallo va surgiendo de la semilla hasta convertirse en un bello girasol y veras como lo logras, vamos tu puedes.

Mi hermano Erik sonrió y luego llevó a cabo mi sugerencia, agarró su varita y pronunció el hechizo necesario, después de un segundo la semilla empezó a moverse y de pronto surgió el girasol, lo agarró y se levantó de la silla para después llegar a mí y darme un abrazo.

—Eres la mejor Eliette, prométeme que volverás sin ningún rasguño.

Lo separe y puse mis manos en sus hombros.
—No se si llegue sin ningún rasguño pero si te prometo que llegare a casa.

—Está bien, pero al menos llega con la corona, que valgan esos rasguños—ordenó de una manera muy divertida por lo cual me reí.

Escuche la puerta abrirse y visualicé a mi padre entrar a la sala; mi hermano salió corriendo hacia él y le dio un abrazo, llegaron al comedor y se sentaron.

—¿Estas lista, hija? —preguntó mi padre observándome con tristeza.

—Con un poco de miedo, pero si, estoy lista. No te preocupes padre volveré bien, me has enseñado muy bien todos estos años.

—Lo sé, lo que en verdad me da miedo es que...—sacudió la cabeza —. Olvídalo estoy muy cansado, solo cuídate y no confíes en nadie.

Fruncí el ceño y antes de poder decir algo mi madre entró al comedor con los platos levitando a su alrededor, los platos se ordenaron en su debido lugar y ella procedió a sentarse.

—Tenemos que darnos prisa, dentro de unos minutos pasa el coche real que va a recoger a nuestra familia, así que desayunen rápido —informó mi madre.

Después de unos minutos se escuchó el timbre de la casa, mi madre lanzó un hechizo de limpieza y todos los platos se ordenaron en la cocina, nos levantamos de la mesa y mi padre tomó mi pequeño bolso, ya que no permitían  llevar muchas pertenencias.

—Buenos días, familia Hiems, ya es hora de partir hacia el castillo —comunicó el guardia apenas nos vio salir de la casa.

—Buenos días—saludemos al unísono.

—Por favor, entren al coche—ordenó el guardia mientras abría la puerta.

Entraron todos primero y yo me quede en la esquina derecha permitiéndome la vista de los demás coches y la larga fila de personas que se dirigía al castillo, por suerte el coche estaba sujeto a un grifo que voló por encima de todos ellos y llegó rápido al castillo. Al llegar, nos bajemos y caminemos hasta la gran cancha en donde se estaban despidiendo los familiares.

—Por favor, hija, cuídate y recuerda eres más fuerte de lo que crees, no te rindas tan fácil—dijo mi madre mientras agarraba mi mano.

—Y recuerda todo lo que te he enseñado. —Mi padre revisó su bolsillo y saco un cristal color dorado—. Toma este cristal y por nada del mundo lo sueltes, te ayudará mucho. —Se acercó y me lo entregó.

Le sonreí y luego me acerqué a mi hermano, me puse de rodillas para quedar a su tamaño y le di un abrazo, soltó sus lagrimas, así que le susurré:

—Tranquilo, Erik, llegaré a casa. Por cierto dejé mi libro de hechizos en mi closet por si lo necesitas.

Se separó del abrazo y me dedicó una sonrisa, me levante y mi madre me entregó mi bolso, les di un último abrazo y luego empece a caminar hacia el salón de eventos, en ese lugar iban a anunciar todo lo referente al juego.

—Hola, Eliette—saludó mi amiga Nia.

—Hola, ¿qué tal está todo por aquí?

—Pues faltan sólo unos segundos para que anuncien todo lo del juego, ¿no estas emocionada?

—Si —respondí sin mostrar ninguna expresión.

—Pues no se nota. Vamos, Eliette, sube el animo. —Sujetó mi mano —. Ven vamos a buscar un mejor lugar adelante.

Cuando lleguemos al lugar acordado, nos ubiquemos en los puestos de adelante, había sido difícil llegar hasta allí, puesto que el lugar estaba repleto de adolescentes entre los 15 y 20 años; vi salir al concejo real quienes se situaron en un pequeño balcón, dicho concejo estaba conformado por 3 personas. Artur, un anciano muy sabio de 57 años. Cecil, una señora de 43 años que sabe mucho de pociones. Y Bartolomeo, un señor de 47 años, que sabe mucho de varitas mágicas.

—Atención por favor —ordenó Artur.

Todos se quedaron en silencio y Bartolomeo procedió a lanzar un hechizo con su varita que hizo que salieran unas pantallas en las cuales se iba trasmitir lo que iban a decir.

—Bueno, primero que todo, como deben de saber este año se realizara el juego del poder, el cual tendrá como nombre Metanoia; debido a que deberán vivir sucesos que los harán cambiar su forma de pensar o de sentir, esto con el fin de encontrar un sucesor digno de la corona y de gobernar el reino de Laukvris, lo segundo, es que de todos ustedes solo van a pasar al siguiente juego 50 personas.

Debido a lo mencionado por Artur, todos los presentes empezaron a susurrar cosas sobre lo injusto que era eso, lo cual para mi no lo era, si quedaba eliminada en la primera ronda me iba ahorrar muchas cosas, porque en realidad no deseaba participar en ese juego estupido.

—¡Silencio, por favor! —gritó Cecil para que todos se calmaran. Ella siempre había tenido un carácter muy fuerte.

—Continuó, la primera y única prueba se basa en invocar a los cuatro elementos, sin ningún esfuerzo, porque al siguiente juego solo van a pasar los más fuertes. Por otro lado quiero decirles que solo hay tres importantes reglas y son las siguientes:

»La primera regla es no utilizar ningún objeto mágico porque un verdadero rey denota fuerza y astucia por si mismo, la segunda es utilizar cualquier hechizo siempre y cuando no ponga en riesgo la vida de los presentes, para eso van a ser vigilados por un personal encargado en el área de magia peligrosa, por cierto, ellos no van a estar visibles en la prueba pero los van a tener vigilados, la tercera y última es invocar los elementos en menos de un minuto, así demostrarán cuán agilizados son en la magia. También cabe recalcar que si vemos que alguien desobedece alguna de ellas será expulsado o según la gravedad del asunto se llevará a duda si será despojado o despojada de la magia.

Artur terminó el discurso y retrocedió para cederle la palabra a Bartolomeo.

—Para saber en qué salón deben presentar la prueba, reciten el siguiente hechizo: ostende mihi locum. —"muéstrame el lugar"

Terminó de explicar y retrocedió para darle la palabra a Cecil, quien ahora tenía una posición en sus manos.

—Sin decir más.—Alzó la posición—. QUE EMPIECEN El JUEGO DEL PODER. —Lanzó la posición hacia arriba y estalló creando fuegos artificiales.

Metanoia: el juego del poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora