7. Camino hacia la muerte

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Las voces se callaron, el silencio por fin consumía el lugar, pero no era un silencio agradable, todo era tan inquietante, mi mente dolía , mis ojos no paraban de llorar, sentía que mi cuerpo espiritual estaba débil.

« ¿Por qué se demora tanto en sacarme de aquí?»

Pase mis manos por mi cara e intente moverme de nuevo pero era inútil, seguía sin poder hacerlo, alce mi vista a una luz que se dirigía a mi, cada vez aparecían más y más, tape mi ojos con mi mano porque la luz era insoportable, pero eso solo hizo que lo que sea que fuera eso se escandalizara porque sentía como todo comenzaba a moverse cada vez mas rápido, todo daba vuelta y me estaba mareando sin ni siquiera ver, no aguantaba mas.

—¡Paren! ¡Por favor, paren! —grite desesperada.

No aguante mas y mi cuerpo se desplomó, no sentía nada, estaba ahí tirada en el suelo en medio del vacío, con muchas luces dando vueltas, de repente vi una figura grande, tenía cuerpo de un hombre pero no logre reconocerla porque mis sentidos cada vez se hacían más débil, esté se arrodilló y toco mi cabello para después plasmar un beso en mi frente pero mi cuerpo no resistió más y me desmayé.

Al despertar, ya estaba dentro del camino, mire a mi lado desesperada buscando a mis dos compañeros, Alex estaba a mi lado y me dio una sonrisa, en cambio Camille estaba en una esquina, acostada en el suelo cubriendo sus piernas con sus brazos, me levante rápido y sacudí mi ropa.

—¿Qué le pasa a Camille? —cuestione angustiada.

—Sigue traumada con lo sucedido en su infierno personal, me sorprende que a ti no te haya pasado algo igual.

Camine hacia donde estaba ella y me arrodille a su lado, cuando era pequeña y tenía miedo de dormir sola, mi abuela me susurraba un canto mágico que me tranquilizaba, esperaba también le ayudase a Camille.  Me acerqué a su oreja y empecé a susurrar el canto, al terminar se levantó abruptamente y miró a todos lados.

—Joder, pensé que nunca iba a salir de ese maldito lugar —comentó engreída.

Me levante del suelo y le dediqué una sonrisa, en cambio Alex solo rodó sus ojos.

—Veo que ya estamos en el camino, bueno, empecemos, ya quiero salir de este maldito lugar—volvió a hablar.

Empecemos a caminar hasta llegar a una especie de lago, su agua era negra y horribles criaturas vivían en lo profundo, mire a Alex asustada y este me tranquilizó con lo que dijo.

—Tranquila, vamos sobre el camino y ninguna criatura puede vernos o tocarnos.

Lo que acababa de decir era verdad, el camino no dejaba cruzar a nadie y si lo intentaban este los atacaba con su energía, este cruzaba el lago como si fuese un puente, la luz blanca era la única forma de pasar.

Al llegar a la orilla me sorprendí al ver a Samael peleando con dos chicos, intenté correr para ayudarlo pero el camino no me dejó salir porque una especie de barrera lo impedía.

—Estupida, recuerda que no puedes salir, estamos medio muertos — recordó Camille.

—¿No podemos hacer nada? —pregunte mirando a Alex.

Él negó y me ayudo a levantarme.

—Y mucho menos nos pueden ver así que sería una pérdida de tiempo —comentó la chica.

Me quede observando como los dos chicos lanzaban hechizos a Samael sin parar y él con su varita lograba defenderse, era sorprendente su habilidad al usarla, y más quede impresionada cuando de repente lanzó un hechizo que no les dio tiempo de defenderse y cayeron al suelo inconscientes, él volteó hacia nosotros y frunció el ceño.

Metanoia: el juego del poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora