4. Enemigos.

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Estábamos en el comedor esperando a que la comida llegara, así que para no aburrirme me levante de la mesa dejando a Nia conversando con su compañera de habitación, camine hasta llegar a una vitrina en donde se encontraba un prototipo de la varita mágica que había pertenecido al rey.

—Luce poderosa e irradia un poder magnífico, digno de una futura reina, ¿verdad? —comentó una chica al ponerse a mi lado.

Voltee a mirarla y todo en ella demostraba glamour, modales y seguridad, era una chica pelirroja , ojos cafés, delgada y su color de piel era moreno.

—Supongo—repliqué sin mostrar ninguna expresión para luego volver hacia la varita.

—¿Y en que te destacas?

—¿Qué cosa? —cuestione confundida.

—¿Estas sorda o que?—Giró sus ojos—. Pregunté: ¿te destacas en algo? Porque al estar en esta etapa significa que eres fuerte.

—Siendo sincera, no se, ni siquiera quería llegar a este punto—respondí amablemente ignorando lo grosera que fue.

Sonrió falsamente.

—Ese es el problema de tener en cuenta a todo el reino, gente como tú que no tiene claro lo que quiere llega aquí solo por pura suerte, pero de eso me voy a encargar yo, de eliminar a todos los de ustedes, solo gente con verdadera clase debió pasar a esta ronda, y créeme que tú vas hacer mi objetivo principal.

Sin dejar que reaccionara, se limpio su falda y se fue hacia una de las mesas con personas igual que ella, alce mis hombros y también empecé a caminar hacia donde estaba mi amiga.

—¿Conoces a Lyra?—preguntó Ann, la compañera de habitación de Nia.

Negué y me senté al frente de ellas.

—Ella hace parte de una de las familias nobles más ricas del reino, se dice que llegó a esta parte del juego por sus influencias, en cambio yo pienso que en verdad si pasó la prueba porque estuvimos en el mismo salón y estuvo estupenda—agregó.

—Con razón me trato así, me dijo que se iba a encargar de todos los de nuestra clase; que no merecemos estar aquí porque no tenemos claro lo que queremos—comente mientras la miraba.

—Hay que tener cuidado con su grupo de amigos, pueden hacernos más difícil el juego, más a tu Eliette, todos te odian —añadió Nia.

Volví a mirar hacia su mesa y de verdad había que tener cuidado con su grupo, se veían muy poderosos; de repente apareció la comida en cada una de las mesas, así que procedí a alejar esos pensamientos y solo centrarme en comer, ya que está comida era la última que iba a comer en días, porque según rumores en el lugar de la última prueba casi no se van a encontrar alimentos.

Al terminar la comida cada una fue a su habitación, así que me encontraba en la mía practicando unos hechizos que se encontraban en un libro que había cogido de la biblioteca.

—Tienes que practicar como defenderte—sugirió Egeón mientras entraba a la sala.

No lo había visto desde que tuvimos la conversación anoche, ya que apenas terminé mi sándwich me fui a mi cuarto a descansar y esta mañana cuando desperté ya no estaba en ningún lado de la habitación.

Levante la cabeza y fruncí el ceño.

—A lo que me refiero es que con solo ver lo que sucedió en la prueba me di cuenta que debías mejorar en eso porque cuando aparecieron los elementos no tenías protección y pudieron haberte lastimado.—Abrió la llave y lleno un vaso de agua—. Ya que eres tan buena con los elementos deberías utilizarlos para protegerte.

Metanoia: el juego del poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora