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El camino a casa fue bueno, Jungeun sonreía admirando su mano unida a la de HeeJin mientras que la alfa acompañaba las melodías de la radio con su voz.
—¿Nunca pensaste en dedicarte al canto? —preguntó la omega.
—Es gracioso que lo preguntes, es lo mismo que me preguntó mi madre cuando acabe la escuela —dijo con diversión— Pero no, nunca lo pensé, incluso hasta mis dieciséis quería ser jugadora profesional de baseball.
—Eso es bastante ambicioso —dijo sonriendo.
Siguieron hablando hasta llegar al edificio donde subieron hasta sus apartamentos y en teoría se tendrían que despedir.
Ambas se pararon frente a sus puertas y guardaron silencio.
—¿No quieres dormir conmigo? —dijo HeeJin y luego se dió cuenta que su propuesta sonaba un poco mal— Hablo de dormir no de otra cosa, no quería insinuar nada —se corrigió y Jungeun solo pudo reír.
—Tranquila Hee, no dormiremos de esa manera si no quieres —la omega uso un tono burlón.
—No es que no quiera pero sonaba algo invasivo para la primera cita...
—Tranquila, te entendí, buscaré unas cosas y vuelvo, ¿Sí? —la alfa asintió complacida y vio a Jungeun entrar a su departamento.
La omega volvió solo con unos zapatos más cómodos y su cepillo de dientes, ambas ingresaron a la casa de HeeJin.
—Ponte cómoda, ¿Quieres que te preste algo para dormir?
—Si, me gustaría —la omega no podía sentirse mejor, amaba tener el aroma de HeeJin lo más cerca posible.
—Aunque temo que luego no me lo devuelvas, recuerdo haberle prestado una camiseta a cierta omega y nunca más me la regresó —Jungeun se sonrojó haciendo sonreír a HeeJin.
—Yo... Sólo lo olvide...
—Puedes conservarla.
Jungeun se alegró de que HeeJin le dejara conservar la camiseta.
Sin decir más, ambas fueron a la habitación de HeeJin, Jungeun se sentó sobre la cama esperando a recibir las prendas que resultaron en una camiseta holgada.
Cuando la alfa fue a cambiarse, Jungeun decidió hacerlo en la habitación y un pensamiento travieso pasó por su mente.
—¿Vamos a dormir? —luego de un rato HeeJin entró nuevamente al cuarto y vió a la omega sentada en la cama con su camiseta puesta, lo que la hizo sonreír y sentirse cálida.
—Claro —dijo en un tono que sonó algo extraño para la alfa, entonces cuando la pelinegra examinó la habitación notó que Jungeun no estaba utilizando el pantalón que ella le había ofrecido— Me gusta dormir en ropa interior —dijo con simpleza e inocencia fingida.
