The Christian - Hall Caine

(XV)

John Storm estaba sentado en su habitación a la mañana siguiente buscando a tientas las hojas de un libro y tratando de leer, cuando se anunció a una dama. Era la señorita Macrae, y entró con la cara enrojecida, un labio tembloroso y las marcas de lágrimas en los ojos. Ella sostuvo su mano con el mismo cierre largo que antes, y dijo con voz trémula:

"Me avergüenzo de venir, y mi madre no sabe que estoy aquí; pero soy muy infeliz, y si no puedes ayudarme——"

"Por favor, siéntate", dijo John Storm.

"He venido a decirte...", dijo, y luego sus ojos tristes se movieron por la habitación y volvieron a su rostro. "Se trata de Lord Robert Ure, y estoy muy miserable".

"Dime todo, querida señora, y si hay algo que pueda hacer...".

Ella le contó todo. Fue una historia miserable. Su madre la había comprometido con Lord Robert Ure (no había otra forma de decirlo) por el bien de su título, y él se había comprometido con ella por el bien de su riqueza. Ella nunca lo había amado, y sabía desde hacía mucho tiempo que era un hombre de reputación escandalosa; pero le habían enseñado que dar peso a tales consideraciones sería femenino y sentimental, y había luchado por un tiempo y luego cedió.

"Me reprocharás mi debilidad", dijo, y él respondió detenidamente:

"No, no te reprocho, ¡te compadezco!"

"Bueno", dijo, "todo ha terminado ahora, y si estoy arruinada, y si mi madre ...".

"¡Le has dicho que no puedes casarte con él!"

"Sí".

"Entonces, ¿quién soy yo para reprocharte?", dijo; y poniéndose de pie, tiró su libro.

Sus ojos oscuros vagaron por la habitación, volvieron a su rostro nuevamente y brillaron con un nuevo brillo.

"Escuché su sermón el domingo, Sr. Storm, y sentí como si no hubiera nadie más en la iglesia, y usted me estuviera hablando solo. Y anoche en el teatro——"

"¿Y bien?"

Había estado pisoteando la habitación, pero se detuvo.

"Lo vi en una caja con su amigo y dos, dos damas".

"¿Eran enfermeras del hospital?"

Ella hizo un grito de sorpresa y dijo: "¿Entonces sabes todo al respecto, y el sermón estaba destinado a mí?"

No habló por un momento, y luego dijo con una declaración gruesa:

"Deseas que te ayude a romper este matrimonio, y lo intentaré. Pero si fallo, no importa lo que haya sucedido en el pasado, o lo que te espera en el futuro, —"

"Oh", dijo, "si tuviera tu fuerza a mi lado, debería ser valiente, no debería tener miedo de nada".

"Adiós, querida señora", dijo John Storm; y antes de que él pudiera evitarlo, ella se había agachado sobre su mano y la había besado.

John Storm había regresado a su libro y lo estaba agarrando con dedos nerviosos, cuando su compañero cura llegó con un mensaje del canon para solicitar su presencia en el estudio.

"Dile que estaba a punto de bajar", dijo John. Y el reverendo Golightly tosió y se inclinó.

El canónigo también había tenido un visitante esa mañana. Era la propia sra. Macrae. Se sentó en una silla cubierta con una piel de tigre, olisqueó su pañuelo perfumado y derramó todas sus penas.

Mercy se había rebelado contra su autoridad, y fue enteramente culpa del nuevo cura, el Sr. Storm. En realidad, se había negado a llevar a cabo su compromiso con Lord Robert, y todo surgió de ese terrible sermón del domingo. ¡Era deshonroso, carecía de principios y era algo bonito enseñar a las niñas a satisfacer sus caprichos sin tener en cuenta los deseos de los padres!