ᗪᖇᗩᘜÓᑎ [ᵗᵐⁿᵗ_ᵖᵃᵘˢᵃᵈᵃ]

𖦹ᵈᵒˢ𖦹

El día que debía irse, era hoy.

Todo fue muy rápido ya que solo le dió una noche para poder explicarle a todos sobre su viaje, sus hermanitos se pusieron muy tristes, ella y su hermano se irían? Pensar en eso les sacaba las lágrimas.

Durmió con ellos esa noche para que no se sintieran solos hasta mañana.

Y ya había llegado la hora, se levantó con cuidado, y deslizó la puerta para irse. Su hermano le esperaba afuera de la casa junto con los guerreros asignados que los acompañarían.

Admitía que ella quería aventura pero todo fue demasiado rápido, en un parpadeo ya estaba en el avión sentada al lado de Jin.

- Que crees que necesite el señor Oroku de nosotros? -dijo Ryo-

- No lo sé pero sea lo que sea no dejaré que te pase nada.

- Tampoco dejaré que te pase nada, lo prometo. - ambos se dedicaron una sonrisa y se acomodaron en los asientos.

Sería un viaje largo hacia Nueva York.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Se levantó debido a unos golpecitos en su hombro, era Jin, lo que indicaba que habían llegado, nerviosa se levantó y tomo la mano de su hermano, era la primera vez que viajaba así que no estaba tan acostumbrada a esto.

Bajaron y fueron llevados a lugar donde estarían, un edificio no tan diferente al de Japón, solo que este no eran tan alto y silencio.

En Nueva York todos era alborotado, las luces, los autos y personas que circulaban, los oídos de Ryo trataron en adaptarse al nuevo lugar.

Entraron y se encontraron con Oroku Saki, sentado en un silla, que parecía más un trono, de piedra, elevada más alto que todo lo demás.

- Les explicaré brevemente que deben hacer, en esta ciudad circula un enemigo que creí por años muerto.

Enemigo? Muerto? No entendía nada pero solo se limito a escuchar las palabras del hombre.

- Su nombre es Hamato Yoshi, el me hizo mucho daño a mi como a mi hija, y ahora está entrenando a sus discípulos, lo cual no permitiré. -dijo con una voz levemente molesta y ronca-

- Estarán al mando de Karai, encontrarán a sus pupilos y los traerán a mi, pero no se dejen engañar, no son normales.

- A que se refiere con que no son normales? -pregunto Jin, aún inclinado ante el hombre-