Humo, polvo y desastre cubría el área principal de la ciudad, un ataque de un grupo de villanos aparecidos de la nada acababa de sembrar el pánico en las calles más concurridas de la ciudad.
El equipo de héroes profesionales había llegado tarde al área, y siendo conscientes del castigo que seguramente recibirían por llegar tarde a la escena, se acercaron apresurados al tumulto de gente que por alguna extraña razón se había formado en una esquina.
Todo había sido tan rápido.
La policía ya tenía bajo custodia a tres individuos de aspecto malicioso y se encargaban de aislarlos del resto de gente mientras que otros equipos de rescate y ayuda se encargaban de verificar si había heridos dentro de los edificios o fuera de ellos. Por suerte, no parecía ser el caso.
Mount Lady fue la primera en buscar escabullirse entre los ciudadanos y cuando se abrió paso en el círculo de gente advirtió que las cosas habían logrado frenarse a tiempo gracias a dos jóvenes que por supuesto había visto con anterioridad.
Uno de esos chicos era el hijo del ahora famoso héroe número uno, más precisamente, era el menor, aquel a quién tiempo atrás había entrevistado en las instalaciones de UA como parte de una práctica para su vida profesional.
El segundo de ellos era un rubio distinguido que se caracterizaba por ser el más temperamental de los dos, y tal vez, de su grupo de clases entero.
Para Mt. Lady lo preocupante no fue exactamente verlos a los dos ahí, sino más bien, lo alarmante fue ver al pelicenizo sentado en el suelo, con sus manos en la cabeza en una posición semejante a la posición fetal pero reflejando dolor y queja. Completamente alarmada la heroína profesional se acercó hasta quedar a la altura del muchacho y una vez estando a su lado se encargó de preguntarle cómo se encontraba.
Pero el chico no respondió las tres primeras veces que se le preguntó cómo se sentía, y por el contrario, sólo mantenía su postura mientras se quejaba entre dientes.
—¡Rápido, llamen a los paramédicos!—pidió alarmada la del quirk de gigantismo a su compañero con quirk de roble que acababa de apartar a la gente que observaba con curiosidad y preocupación.
Shoto, por su parte, se mantuvo en la espera de indicaciones de parte de los héroes profesionales, al final él solo tenía una licencia provisional y en esos casos no podía hacer más que no estorbar al trabajo de los verdaderos héroes profesionales. Sin embargo, eso no quería decir que debajo de la seriedad que siempre cargaba en su rostro no estuviese preocupado.
Jamás, en todo el tiempo de conocerlo, había visto a su compañero de clases comportarse de esa manera después de recibir un ataque, no importaba cómo lo atacaran o que tan herido o cansado estuviera, siempre solía levantarse y contraatacar con la cara de maníaco que se apoderaba de él cuando algo le irritaba demasiado, pero esta vez no era así, y eso era desconcertante.
—¿Estás bien, Bakugo?—Se animó a preguntar mirando a un grupo de paramédicos acercarse desde el otro extremo de la calle.
—Tsk, claro que estoy bien, idiota.—Contestó con dificultad el que aún mantenía su posición dolosa.
Los paramédicos llegaron hasta dónde se encontraban y de manera apresurada, y alejando al menor de los Todoroki del área de trabajo, comenzaron a inspeccionar el joven que apenas era capaz de levantar la mirada.
En medio del estrés posterior al ataque, Shoto se apartó un par de metros más solo para encontrarse con su tutor Aizawa acompañado del antiguo héroe número uno, All Might.
—Joven Todoroki, ¿podría explicarnos qué pasó?—El tono de preocupación en la voz de All Might era evidente. Aizawa se mantuvo momentáneamente al margen.
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Invasión Mental || Katsudeku
FanfictionY es que Katsuki podría enlistar todas y cada una de las cosas en las que era bueno, podría recitar en voz alta sus virtudes y habilidades, así como reconocer a regañadientes sus defectos. Tenía una cantidad enorme de cosas en las que, él considerab...