—¿¡Qué!?
—¿¡Pero qué dices!?
—¿¡Lo ves, Sero!? ¡Te lo dije, yo sabía!
—P-pero... ¿cómo?
Los cuatro acompañantes vacilaron al escuchar semejante confesión ¿y cómo no hacerlo? Básicamente acababan de escuchar algo que resultaba casi imposible de creer de no ser porque quien lo decía era la persona que menos probabilidades de bromear con algo como eso tenía.
Hanta miró con impresión a Mina, como si mirase a una especie de bruja o vidente que parecía haberle advertido del futuro en su charla del miércoles pasado, mientras que la muchacha le devolvió una mirada de incredulidad mezclada con emoción, pues si bien su teoría era cierta, le resultaba chistosamente increíble lo acertada que estaba con la idea que se formó en cinco minutos de charla con el pelinegro.—Sólo olviden lo que dije, idiotas.—Se retractó el de cabellera ceniza, tirando hacía abajo la visera que cubría su rostro del sol en un vago e infructuoso intento de esconder su vergüenza. Sí, Momo había sido tan amable que incluso les había creado uniformes adecuados para el deporte.
—¿Qué? ¡No, no, no!—Mina se adelantó a impedir que la conversación se cortara en ese punto, no iba a dejar a su amigo solo después de que por fin dijera en voz alta que era aquello que tantos días le tenía en conflicto—Tranquilo, solo dinos cómo es que lo sabes y qué sientes al respecto.
—Eh, sí, Blasty, nosotros estamos aquí para escucharte.
—¿Y quién diablos ha dicho que quiero decir algo más al respecto?—Gruñó—¡Espera!, ojos de mapache, ¿has dicho que lo sabias?
—Oh, bueno... algo así—Habló nerviosa pero la mirada que tenía toda la intención de escudriñarle le hizo saber que no podía evadir la pregunta—Digamos que Sero y yo sospechábamos que algo así pasaba con Midoriya-kun y contigo.
—¿¡Por qué me mencionas a mí!?
—¿¡Eh!? ¿¡Qué estúpidas ideas andan haciendo a mis espaldas!? ¡Entre ese nerd y yo no me más que rivalidad!
—Hump... ¿no acabas de decir que él gusta de ti?—La voz baja de Kaminari no fue impedimento para que con esa simple pregunta todos se quedarán en silencio.
Y el ambiente se volvió incómodo, al menos para el de ojos rubíes, pues aquello, aunque no tenía la intención de molestarlo, lo colocaba en una posición incómoda. Él no estaba acostumbrado a hablar de sus intereses amorosos con sus amigos por la simple y sencilla razón de que no los tenia -es decir, tampoco era un ser ciego o estúpido, pero pensar en que una persona es atractiva o interesante no es igual a querer salir con ella o invitarle a salir-, a él no le interesaba tener una relación amorosa con nadie, mucho menos era alguien que expresará sus emociones con facilidad hacia los demás, y aunque aquella confesión era más bien la revelación de los sentimientos de otro por él y no sus propios sentimientos, le era inevitable sentir que estaba mostrándose más vulnerable de lo que le era posible soportar.
—Lo sabes gracias al quirk, ¿cierto?—Al cabo de unos interminables minutos, el pelirrojo fue quien se animó a hablar después de motivarse a sí mismo pensando que era su mejor amigo de quien se trataba la cosa y que él debería ayudarlo a disipar la neblina mental que claramente tenía desde hace días. El ceniza asintió como respuesta—¿Por eso preguntabas el concepto de amor?
—¡Hey, hey, haces demasiadas preguntas, pelo pincho!—Respondió a la defensiva, pero haciendo evidente que el de dientes afilados tenía razón.
—Ahora entiendo porqué lo ignoras—comentó Kaminari sin intenciones claras, más bien parecía como si se estuviese confirmando a sí mismo sus suposiciones.
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Invasión Mental || Katsudeku
FanficY es que Katsuki podría enlistar todas y cada una de las cosas en las que era bueno, podría recitar en voz alta sus virtudes y habilidades, así como reconocer a regañadientes sus defectos. Tenía una cantidad enorme de cosas en las que, él considerab...