Invasión Mental || Katsudeku

▪︎ 07 ▪︎

El martes pasó igual que el lunes, el miércoles pasó igual que el martes y el jueves igual que el miércoles.

Toda la semana había sido lo mismo ante los ojos de Izuku.

En esos pocos días el pelicenizo no se había dirigido a él ni siquiera para decirle que se quitara de su camino al encontrarse con él en el pasillo. No era como que quisiera que le dijera que se quitara de su camino realmente, pero era un hecho que su indiferencia era más notoria.

No le había gritado, no le había hablado y ni siquiera le había mirado. Actuaba como si simplemente el de mejillas pecosas no estuviera ahí.

Y éste último no sabía que estaba sucediendo. Pero tampoco se atrevió a preguntar absolutamente nada y optó por esperar a ver cómo continuaba comportándose el de ojos rubíes con el paso de los días.

Al hablar con Uraraka y Todoroki se dio cuenta de que, en efecto, el chico explosivo parecía tener ese comportamiento únicamente con él.

—Tal vez por fin se está arrepintiendo de sus acciones.—Sugirió el chico bicolor mientras mantenía su vista fija en el plato de soba que tenia entre sus manos—¿Será su manera de enmendar lo que te ha hecho?

—Yo, uh... no lo creo—fue lo que respondió Izuku sintiendo su pecho acelerarse al recordar esas disculpas que atesoraba en secreto. A veces él mismo se sentía incómodo al sentirse tan contento con esas simples palabras que formaban una disculpa, era como si fuese una pizca de dulzura en medio de un mar de sabor amargo; pero para él era un avance significativo considerando que el de ojos rojos jamás se disculpaba de nada con nadie—. Es Kacchan de quien hablamos.

—¿Qué tal si está pasando algo en casa que lo tiene de esa manera? Cuando en el hogar hay problemas es inevitable sentirse triste... aunque eso no nos asegura que Bakugou se sienta triste y de ser así, su manera de expresarlo es muy extraña—dijo Uraraka después de pensar en las opciones, pero sabía de sobra que eso no podía ser dado que el cenizo únicamente actuaba así con su amigo de rizos verdosos.

—No podemos asumir algo así, Uraraka-san.—Todoroki se adelantó a decir lo que Izuku pensaba—. Pero tampoco se me ocurre algo más que resulte convincente, y cuando intenté preguntarle me miró mal y se dio la vuelta.

Esa misma tarde, en la organización de Endeavor, Todoroki había aprovechado que los demás habían salido a patrullar la ciudad para acercarse al rubio y cuestionar directamente porque parecía ignorar a Midoriya, pero un "Tsk, ¿Qué diablos te estás imaginado, idiota?" Fue lo que recibió de respuesta para luego ver a su compañero regalarle una mirada con saña y girarse sobre sus pies para dejarlo solo.

Claramente esa respuesta no solucionaba nada, y menos al pensar que realmente Todoroki ni siquiera se estaba imaginando nada, simplemente estaba curioso al ver que su mejor amigo parecía pensativo al ver al rubio rehuir del mas mínimo de sus tratos.

—Deku-kun... he estado pensando en algo que llevaba días queriendo decirte—habló la castaña después de titubear indecisa.

Desde aquel día en la sala común la imagen del rubio mirando con atención al de rizos durmiendo no salía de su cabeza ¡Vaya, no era como que estuviera todo el tiempo pensando en ello! Pero a veces, cuando veía a su mejor amigo observar de reojo al pelicenizo, la imagen regresaba a su cabeza a manera de flashback. Y es que Ochako podría jurar que el rubio jamás había visto con tanta intensidad a su amigo mientras tenía una chispa diferente en sus ojos... era eso o juntarse tanto con Mina la había afectado y ahora ella también veía destellos de romance donde no los había.

—Uh, dime, Uraraka-san.

—Bueno, el otro día Bakugou te observaba mientras dormía...

—¡Ahhh! Lo sé, solo fingía dormir, pero sentía su mirada sobre mí.