—Si lo odia, entonces aléjeme, ¿de acuerdo?
Después de decir eso, Hasegawa colocó un ligero beso en la punta de su nariz. Cuando los hombros de Hina saltaron sorprendidos, él a continuación besó su párpado de la misma manera.
Ella quería resistirse pero su cuerpo no se movió. Sus manos estaban libres, así que si quería alejarlo, podía hacerlo libremente. Ella puso sus manos sobre su pecho y lo empujó ligeramente.
—¿Está bien?— Él pidió una última confirmación al ver que ella no se resistía.
—¡No! ¡No puede!
Hina sacudió un poco la cabeza y con más fuerza que antes, lo apartó. Su cara impotente se había puesto caliente y su corazón latía tan fuerte que podría salir de su cuerpo en cualquier momento.
Hasegawa colocó su rodilla entre sus piernas y acortó la distancia. Acercó su rostro lo suficiente como para que sus labios casi pudieran tocarse y le susurró en voz baja.
—En ese caso, resístase más.
—¡Ahh!
Como para bloquear las palabras de su boca, Hasegawa presionó sus labios contra los de ella. Comenzó con besos ligeros de pluma, pero gradualmente se volvió más profundo y exigente, como para devorarla. Todo lo que podía escuchar era el sonido de la saliva y las lágrimas brotaron del rabillo de los ojos de Hina.
Al ver su expresión, Hasegawa retrocedió un poco. Luego, con una voz ligeramente abatida, dijo.
—¿Lo odiaste tanto como para llorar?
—No... ¡E-estoy avergonzada! Mi cabeza no se ha dado cuenta de esta situación y estoy confundida...
—Eso es un alivio.
—¿Huh?
—Eso significa que está bien si sigo, ¿verdad?
Hace un momento parecía derrotado, pero su estado de ánimo se aligeró en un instante y Hasegawa levantó ligeramente la comisura sus sus labios.
Al mirarlo a la cara, Hina se dio cuenta de su error.
—¡No, no es eso!
—Creo que debería aprovechar al máximo esta oportunidad.
—¡Hasegawa! ¡Espere!
—Está bien si te enamoras de mí más tarde. No planeo rendirme...
Hasegawa colocó su mano sobre el dobladillo de su ropa interior. Cuando su ancha mano tocó su abdomen, Hina sintió un escalofrío por todo el cuerpo.
Ella era consciente de que estaba siendo arrastrada.
Aunque sabía que se tenía que resistir, de alguna manera no podía moverse.
—Me gustas, Hina.
Le susurró al oído, que ardió de inmediato. Luego sus labios se unieron nuevamente.
De repente, un fuerte sonido resonó en la habitación rompiendo la cálida atmósfera.
La mente de Hina, ante ese ruido, volvió a la realidad.
—¿Qué fue eso?
Mientras escuchaba la voz hosca de Hasegawa, Hina sacudió desesperadamente su cabeza de un lado a otro, tratando de encontrar la fuente del sonido.
Tras forzar su cerebro, sintió que el sonido era similar al tono de llamada de la aplicación que usualmente usaba. Pero eso era imposible porque perdió su teléfono celular ayer.
