Capítulo 18

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La habitación de Hina era un completo desastre. Todos los cajones estaban abiertos y el contenido disperso en el suelo. Las cortinas y la sábana estaban rotas y cortadas por lo que parecía ser un cuchillo.

Hasegawa llegó tan pronto como la escuchó gritar e inmediatamente llamó a la policía. Con el rostro pálido, Hina fue a la estación de policía para dar su declaración.

Los policías buscaron por su habitación para encontrar pistas sobre el culpable. Como faltaba su libreta, la policía examinó la posibilidad de robo.

—¿Qué tal si te quedas en mi departamento hoy?

Después de dar su declaración policial y completar la documentación necesaria, Hasegawa preguntó suavemente mientras sostenía los hombros de Hina. Hina lo miró pero no respondió.

—También puedes quedarte en un hotel cercano, pero déjame acompañarte allí. Estoy extremadamente preocupado...

—...Bueno.

Hina todavía estaba en estado de shock por lo que su voz salió muy baja, apenas audible.

—Pero primero, tenemos que volver al departamento para empacar algunas cosas. ¿Eso está bien?

Hina asintió débilmente.

Ya eran las 2 de la mañana.

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Después de que la policía se fuera, su habitación estaba tan desordenada como cuando la dejaron. Los cajones todavía estaban abiertos y toda la ropa y los accesorios seguían esparcidos por el suelo. Cuando revisó su teléfono, que había dejado en la habitación, vio muchas llamadas perdidas del casero.

Como ya es tarde por la noche, decidió devolver la llamada por la mañana. Cogió su bolso de Boston y comenzó a llenarlo con ropa y otras cosas que pudiera necesitar. Después de empacar lo necesario, llevó la bolsa sobre sus hombros.

Cuando se levantó y examinó la habitación, sintió que sus lágrimas volvían a caer. Su cuerpo volvió a temblar y se sintió tan asustada que el mechón de cabello que le cayó sobre la cara la sorprendió.

No quería quedarse un segundo más en esa habitación, así que decidió irse de inmediato. Hasegawa debería estar esperándola fuera de su departamento.

En ese momento, un fuerte sonido parecía venir de sus bolsillos. Pero antes de darse cuenta de que era solo su teléfono celular, Hina gritó. Se deslizó hacia abajo y se abrazó a sí misma para protegerse. Hasegawa, que estaba afuera, inmediatamente entró corriendo.

—¿Todo bien? ¿... eh? ¿Teléfono móvil?

—Ah... sí, me sorprendió... Lo siento.

Hina seguía sentada mientras inclinaba la cabeza para disculparse. Hasegawa dio un suspiro de alivio. Cuando Hina sacó el teléfono de su bolsillo y miró el nombre en la pantalla, parpadeó varias veces.

—¿... Hide?

De hecho era él, era su nombre el que parecía en la pantalla de llamadas entrantes. Esa era la primera vez que la contactaba desde que rompieron.

Recordando su encuentro el otro día en la tienda de conveniencia, Hina presionó temerosamente el botón de respuesta. Luego, su habitual voz alegre, como cuando estaban saliendo, resonó desde el otro lado del teléfono.

—¡Oh, te contacté! ¡Qué alivio que no hayas cambiado tu número! ¿Hina, como estas? Lamento haber llamado tarde en la noche. Estoy borracho y solo quiero escuchar tu voz. Además, quería disculparme por la última vez...

E.S.P.P.U.H.P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora