-... Perdona mi intrusión.
-Adelante.
Al final, Hina eligió el departamento de Hasegawa. No tenía suficiente efectivo para pedir una habitación de hotel, y había perdido su teléfono, por lo que no podía llamar a sus amigos para pedir ayuda. Podría haber usado el teléfono público, pero los únicos números que recordaba eran el número de teléfono de la casa de sus padres en el campo y las líneas directas de emergencia. Francamente, no tenía otra opción.
Concluyendo que era mejor que dormir afuera, Hina entró en la habitación. Luego se quedó sin aliento ante lo que veían sus ojos.
-¿Q-Qué pasa con esta habitación...
-¿Hay algún problema?- Preguntó Hasegawa con el rostro serio mientras cerraba la puerta. Hina miró fijamente la habitación que tenía el mismo diseño que el de ella.
Apenas habían muebles en la habitación, estos estaban pintados con un motivo monocromático en blanco y negro. Había un sofá de dos plazas y una mesa baja central. En la pared opuesta, había un televisor de pantalla plana. Al fondo estaba la cama. Eso es todo lo que podía ver. Y a pesar de haberse mudado el mismo día, no había cajas de mudanzas por dando vueltas por ahí.
La casa piloto en las cercanías se veía mucho mejor que esta habitación sin apenas signos de vida, evaluó Hina interiormente mientras pensaba en su propia habitación.
Son tan diferentes como el cielo y la tierra... No, más como el cielo y Marte...
- Por favor, siéntase libre de sentarse en cualquier parte del sofá. ¿Quiere algo de beber?
-C-claro.- respondió Hina mientras se sentaba en el sofá. Hasegawa salió de la habitación y unos segundos después, el aroma fragante de los cítricos flotó en el aire, llenando sus fosas nasales con un aroma ligeramente dulce.
-Como es repentino, solo puedo preparar esto...- dijo Hasegawa mientras colocaba una taza de leche caliente sobre la mesa. El característico aroma dulce de la miel llegó a su nariz y Hina supuso que probablemente estaba mezclado con la leche. Agradeció a Hasegawa mientras tomaba la taza y se inclinaba para beber.
-Pidamos al gerente del departamento una llave de repuesto para su habitación a primera hora de la mañana. Le prestaré mi teléfono móvil, así que contacte a sus clientes de inmediato y asegúrese de que todo esté bien atendido. Además, no olvide comprobar qué más falta entre sus pertenencias.
-... Amable...
-¿Qué?
-¡Que se comporte con esta amabilidad se siente como un preludio al desastre! ¡Y aquí estaba yo preparándome para tu dura reprimenda!- Inmediatamente después de que ella dijo esas palabras, Hina se preguntó si era una buena idea comunicárselas al benefactor que la ayudó. Justo cuando trataba de corregirse con mejores palabras, la voz de Hasegawa cortó el aire.
-¿Quiere que la regañen? Porque con mucho gusto haré todo lo posible para cumplir sus deseos...
-¡No, no, no! ¡No es necesario que lo haga! ¡Sólo estaba sorprendida! Quiero decir... ¡Muchas gracias!
Hina bajó profundamente la cabeza. Para ser honestos, ella estaba realmente agradecida. Si Hasegawa no hubiera aparecido en ese momento, seguramente se habría quedado a pasar la noche fuera de su puerta. Aunque el clima todavía era relativamente cálido, el invierno ya había comenzado. Pasar la noche afuera hubiera sido difícil.
-Acepto su gratitud, así que dese prisa y haga las llamadas necesarias.
-Claro.- Respondió Hina brevemente y así lo hizo. En el momento en que terminó, Hasegawa la llamó de nuevo.
-Siéntase libre de usar la ducha. He colocado un conjunto de prendas encima de la lavadora con la que puede cambiarse. Son mías, pero no dude en usarlas. No tengo ropa interior para usted, así que tendrá que conformarse con eso esta noche.
-D-ducha...
El cuerpo de Hina se puso rígido en el acto. Fue un gesto muy conmovedor pero... también vergonzoso.
Era demasiado tarde para darse cuenta de eso ahora, pero la idea de bañarse en el departamento de un chico, uno con el que no está saliendo, la hizo querer encogerse y ocultarse de la vergüenza.
Al ver que ella permanecía en silencio e inmóvil, Hasegawa levantó una ceja y preguntó.
-¿No va a entrar?
-No, es solo que...
Hina lo miró torpemente con inquietos ojos. Al ver su comportamiento, Hasegawa pareció darse cuenta de algo y alzó la voz.
-Oh, no se preocupe. No la estoy deseando ahora, puede ducharse con tranquilidad.
-¡¿Qué?!
-¿No lo dije antes? Mi tipo ideal tiene más busto y una cintura...
-¡Desvergonzado!- Gritó Hina mientras corría al baño y cerraba la puerta.
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-Gracias por dejarme usar la ducha.
Varios minutos después, Hina salió del baño con el ceño fruncido. Llevaba un pijama de hombre a juego, pero las mangas y el dobladillo estaban doblados unas tres veces.
Al verla, los ojos de Hasegawa parpadearon un poco sorprendidos.
-Usted es ... más pequeña de lo que pensé que sería.
-No, yo creo que usted es gigantesco. Sorprendentemente alto. ¿Cuánto mide?
-No la gran cosa. Solo mido unos 182cm, aunque puedo parecer un poco más alto que eso...
Mientras decía esas palabras, Hasegawa miró a Hina de pies a cabeza y luego desvió la mirada con inquietud. A sus ojos, ella parecía bastante linda.
-Usualmente uso tacones, así que me suelo ver un poco más alta de lo normal. ¿Qué pasa? Oh, es eso, ¿no es así? Ahora me encuentro más lejos de su ideal, ¿no? Pues bien, eso está bien. No tengo intención de ser su tipo ideal de todos modos...
-No.
-¿?
-Quiero decir, mi tipo ideal si debería ser un poco más alta, pero también es bueno. Eres muy linda.
-¿Qué?
La voz de Hina se elevó sin pensar. Hasegawa elevó levemente la comisura de sus labios en una sonrisa.
-Se siente bien verte usar mi pijama. Hasta ahora no entendía el sentimiento de esos hombres que dicen que les gusta cuando las mujeres usan sus camisas, pero esto ciertamente me ha hecho cambiar de opinión. Sí, desencadena un deseo protector.
-...
-Bueno, entonces también me ducharé, así que siéntase como en casa. El control remoto está sobre la mesa si quiere ver televisión.
Al ver la sonrisa burlona del máscara de hierro, Hina permaneció clavada en su lugar y no se movió hasta que escuchó el sonido del agua a lo lejos.
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