Capítulo veinticinco: "Él sí te amaba."

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Al abrir la puerta escuché cómo alguien bajaba corriendo las escaleras, era mi madre. Corrí a abrazarla y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Acarició mi cabello y depositó un beso en mi frente. Cuantas más lágrimas caían, más fuerte me abrazaba.

-Shh, shh- dijo calmándome- tranquila.

-Mamá- balbuceé mientras las gotas saladas seguían cayendo una tras otra de mis ojos hinchados y rojos.

-¿Quieres ir a hablar arriba?- dijo mi madre mientras levantaba la cabeza para mirar al sillón, en donde se encontraban Drew y Thomas mirándonos.

Sin responder, subí corriendo las escaleras y mi madre vino detrás de mí. Luego de entrar, cerró la puerta de mi habitación. Se acostó a mi lado sobre la cama y me abrazó.

-Se fue sin siquiera despedirse.- solté.

Mi madre se quedó callada. Supuse que no sabía qué decirme. Y era obvio, ni yo sabía qué pensar, lo iba a saber ella.

-Te amo _____, quiero que seas feliz, ¿esta bien? Sabes que no tienes que sufrir por ningún hombre. Necesito que seas fuerte, estamos solas en esto ahora, ¿entiendes? Somos nosotras dos, solas. Tu hermano se casará pronto, tu padre no está. Ni siquiera estamos en el pueblo que conocemos, que es nuestro hogar; estamos en un lugar aislado y no tenemos a nadie más que a nosotras mismas. No quiero que sufras por Justin, por favor. Sé que es difícil, porque entiendo que lo amabas. Entiendo todo lo que hiciste por él, lo que te esforzaste para que fuera una mejor persona, lo mucho que te costó que abriera sus sentimientos a ti, en verdad lo entiendo; pero sabes que todos hombres son así, aunque las mujeres no lo queramos aceptar. Sobretodo a tu edad ___, ellos no buscan amor, nunca...-me miró a los ojos mientras las lágrimas volvían a salir aún más fuerte de mis ojos- Mi niña, si hubiese sabido que terminarías enamorándote tanto te lo hubiera advertido; pensé que solo era un juego de adolescentes, ya sabes- intentó hacerme reír, pero lo único que logró fue que otro mar de lágrimas se aproximara.

Nos quedamos en silencio unos minutos, hasta que mi madre habló.

-¿Sabes qué? Deberías descansar un poco, y luego haremos algo juntas, como en los viejos tiempos.

Besó mi frente y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

Estaba por quedarme dormida, pero unos golpes en la puerta me exaltaron.

-¿Puedo pasar?- era la voz de Drew.

-Pasa, Drew.

Entró y cerró la puerta. Se sentó a mi lado en la cama.

-¿Quieres hablar de eso?

-Yo...no...yo...-solté un gemido y las lágrimas volvieron a salir como una tormenta que se desata en el medio de un día totalmente soleado.

Drew se abalanzó sobre mí y me abrazó con sus fuertes brazos, lo cual me hizo acordar a Justin. Luego de unos segundos me separé y lo miré a sus ojos azules, que eran lo único que no me recordaba a su idéntico hermano.

-Sabes que no quiso hacerlo, ¿verdad?- dijo acariciando mi mejilla con su dedo pulgar.

-¿De qué hablas?- lo miré confundida. Él bajó su cabeza.

-Él sí te amaba.- dijo en un tono apenas audible.

-Es una broma, ¿verdad?- me alejé de él bruscamente.

-_____, ¿en serio crees que te mentiría con eso?- alzó un poco su voz.

-Ya no sé qué pensar Drew, desde que llegué a esta casa me estoy volviendo loca.- me esforcé para permanecer calmada.

El juego de los quintillizos.| Justin Bieber |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora