Capítulo veintiuno: " ¡Lo logramos! "

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-¿Cómo está Drew?- dijo Justin entrando a casa. 

Pattie miró a mi madre, quien estaba sentada en una silla de madera frente a la gran mesa de roble negro. Ésta usaba sus ante ojos para leer y mientras hablaba por teléfono anotaba quién sabe qué en una pequeña libreta. Pattie se sentó junto a ella esperando que terminara de hablar. 

Noté que Derek le hacía a Justin una seña con su cabeza y los dos se dirigían a un rincón al lado de la escalera. Me acerqué y me miraron al mismo tiempo.

-¿Me tengo que ir?-pregunté tímidamente.

-No, no. Escuchen-comenzó Derek- hace un rato llamaron del hospital, por suerte tu madre estaba ocupada y pude atender yo.- hizo una pausa- Dijeron que Drew va a estar bien, que no era tan grave como parecía. Pudieron quitarle la droga de su sistema y todo funciona bien ya que la cantidad que había consumido no había sido mucha.

Justin y yo nos miramos algo desorientados, pero luego pudimos respirar profundamente. 

-Gracias al cielo.- dijo Justin largando un suspiro de alivio. Le di unas palmaditas en la espalda y dejé mi mano allí por unos segundos.

-Dijeron que estaría una semana en observación y si todo va bien podría volver a casa.

-Eso es bueno.- solté.

-Lo es. Por nada del mundo mamá debe enterarse.-habló Justin dirigiéndose a Derek.

-Lo sé, no pasará, estaré al tanto del teléfono las 24 horas.

Derek dio media vuelta y subió las escaleras. Justin me miró por unos segundos y habló.

-¿Qué harás ahora?

-No lo sé, creo que iré a descansar.-dije poniendo mis manos en mis caderas.

-Creo que haré lo mismo.-rió tiernamente. Casi me derrito.-Tengo una idea para celebrar si quedamos en Juilliard.

-Dime.-sonreí.

-Iremos a pasar Navidad a Nueva York.-cogió mis manos suavemente. Abrí mis ojos ante la idea.

-¿Qué? ¿Estás loco? Eso saldría muchísima plata, no puedo darme ese lujo.

-___, es un regalo de mi parte por haberme pagado esa costosa universidad.

-Pero, ¿de dónde sacarás el dinero?

Justin bajó la cabeza.

-Eso no importa. No es el punto.

-Justin, dime.-le dije en tono de madre regañadora.

-¿Qué dices? Por favor acepta.- dijo cambiando de tema.

-No me cambies de tema.

Respiró hondo y me miró fijamente.

-Es dinero que recaudé vendiendo drogas antes de conocerte. Como no me alcanzaba para pagarme la universidad decidí que lo ahorraría para viajar más de grande. Creo que es el momento de darle algún uso.-hizo una pausa-Además, solo tendríamos que pagar los pasajes, tengo un amigo que trabaja en uno de los mejores hoteles y nos dejará quedarnos allí.

-Justin, no sabía que vendías drogas. Ahora entiendo todos los problemas con los hombres del accidente, los callejones oscuros por los que pasábamos y el incidente con el hombre de la moto la vez que me llevaste a la escuela. 

Justin en seguida me abrazó, no tenía ni idea por qué.

-Si lo sé, lo siento tanto, no volverá a pasar, ya no es lo mío.

El juego de los quintillizos.| Justin Bieber |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora