Sirviente

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Decir que Katsuki estaba furioso, era poco. Realmente estaba hirviendo en ira al saber que su padre le había logrado imponer un puto sirviente.

Llevaba años ¡años! escapando de eso y negándose rotundamente a tener un lastre detrás suyo. Y solo en un momento en el que ese peliverde decidió hacerse al héroe, todo se había ido al carajo.

Claro que su padre sabía que con el resto de la corte ahí y los invitados de otros reinos no podía reclamar y hacer un alboroto (al menos ya no, pues hace mucho que había aprendido a comportarse debidamente para que lo dejaran en paz y dejaran de cuestionar si sería un buen sucesor a la corona o no, y no pensaba mandar por tierra todo su esfuerzo). Así que claro que no había dicho mucho en ese momento, pero ya a puertas cerradas había increpado furiosamente a su padre al respecto.

Sin embargo sus reclamos fueron a saco roto, pues todos sus argumentos quedaron anulados cuando su padre le recordó que sería mal visto que ahora diera marcha atrás y le quitara "el gran honor" al chico que había salvado su vida.

Vaya mierda ...Pero tiene razón.

Muy a regañadientes le agradecía al chico, pues el ni vio venir la daga, es más es como si hubiera estado en trance, pero odiaba lo que significaba e implicaba tener un sirviente. Odiaba que pensaran que necesitaba que alguien le ayudara con las tareas mas simples como vestirse, preparar el desayuno y más mierdas que tranquilamente podía hacer solo y mejor que los demás.

No entendía por qué algo así siquiera como un sirviente era necesario, por eso es que después tachaban a todos los nobles de haraganes. Pero era parte del maldito protocolo que el príncipe tenga aunque sea un sirviente, así como las Lady también debían tener una doncella. Patético

Sin embargo esto no sería suficiente como para detenerlo de deshacerse de ese chico. Sobretodo porque era ese chico. Era la única persona que había podido derribarlo y la única persona que no parecía tener esa absurda necesidad de respetarlo solo porque fuera príncipe.

Sí, había ido al calabozo porque se lo ordenó, pero jamás le habló temeroso por eso o con adulación después de eso. Era de algún modo refrescante.

Sin embargo, le hartaba el no poder lidiar con todo lo que le provocaba dentro de sí. Simplemente la mezcla de contradicciones tanto era un distractor que no estaba dispuesto a asumir, tenía deberes más importantes que requerían su atención.

Así que tenía que quitarse como sea a esa garrapata peliverde que ya hace un día debía haberse ido.

Caminó por sus aposentos pensando qué hacer o qué podría decirle para que se fuera, después de todo ya que no podía "despedirlo", solo le restaba hacer que fuera él quien dimitiera voluntariamente.

Con sus anteriores "sirvientes" no había tenido problema, pues les había convencido de renunciar y esfumarse dándoles una buena suma de oro, pero por lo poco que había tratado con el peliverde sabía que no era de los que se dejaba comprar.

Pero, recordando las acusaciones que el peliverde le había hecho más temprano y el tono de enojo que le imbuía en sus palabras, encontró la solución perfecta.

Después de todo, ya le parezco insoportable y no me tolera por ser de la nobleza. ¿Qué mas da si empiezo a comportarme como el niño rico y mimado que él se piensa que soy?

Estaba a punto de amanecer, e Izuku miraba el techo de su nueva habitación, pues no había podido conciliar el sueño la noche anterior.

Después de que la adrenalina del momento se esfumara al salvar a Katsuki, y que su emoción por su nuevo propósito y grimorio mermara, se dio cuenta del peso que realmente tenía el quedarse en el castillo.

Target: DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora