Tan pronto llegamos al salón donde sería la actividad, saludé a quienes conocía, especialmente al cumpleañero, no solo para felicitarlo, sino más bien para entregarle el regalo que había escogido para él y le presenté a Jimena. Estaba siendo amable, extrovertida y se veía muy sonriente.
Todos las miradas estaban sobre ella. Era comprensible, pues se veía muy hermosa, coqueta y distinta al resto. Pero había un detalle que no había tomado en cuenta, y es que Scott conocía a Jimena y ella también lo reconoció. Éramos bien amigos en el colegio, como uña y mugre, pero hace muchos años no nos veíamos. Se notaba que estaba igual de sorprendido que yo.
Le ofrecí una copa de champagne a Jimena, e intenté distraerla con diversos temas, pero ella se veía distraída, cruzando miradas cada cierto tiempo con él. Debe estar pensando que la traje para incomodarla con la presencia de Scott.
—Jimena, no es lo que piensas. Te juro que no sabía que él estaría aquí.
—¿Te parece que soy del tipo de mujer de enojarme por algo tan insignificante? — soltó la copa vacía en la mesa, cruzando sus brazos por mi cuello y acercando su cuerpo al mío hasta hacer fricción de sus pechos en mi torso.
Solté mi copa vacía junto a la suya sobre la mesa. No sabía que le gustaba bailar y que sabía hacerlo tan bien, tampoco que se atrevería a realizar esa acción ante las miradas de todos. Personalmente, no me molesta en lo absoluto, pues me sentía afortunado de tener como compañía a la mujer más hermosa de la fiesta, capaz de atraer miradas tanto de hombres como de mujeres.
Apoyé una mano en su cintura y la otra en su espalda baja para que nuestros cuerpos hicieran fricción. No sé en qué momento volví a caer ante esos ojos que me miran con tanta sensualidad, picardía y profundidad. Tampoco sé en qué momento bajé la guardia o comencé a verla como algo más que un juego de quien pierde el orgullo primero.
En mi cabeza todo corría en cámara lenta, como si fuera una escena sacada de una película romántica de esas que jamás he soportado por lo ridículo y cursis que siempre me han parecido, con la típica trama aburrida y relleno, con personajes sin emociones o chispa de conexión, dónde todas tienen un final forzado y feliz. Pero en esta ocasión, me estaba cuestionando si lo nuestro podría llegar a ser una de ellas, al menos si tendría el mismo desenlace feliz. Creo que me he vuelto loco al estar pensando en esto, cuando lo que tenemos solo gira en torno a nuestros encuentros y al chantaje. ¿Qué pasará cuando ella decida cortar con esto que tenemos?
—Las fiestas de personas adineradas son muy aburridas. Parecen un funeral y no un cumpleaños.
—¿No te gusta?
—No es mi estilo. Prefiero estar en mi habitación contigo, haciendo que gimas mi nombre y ruegues por más.
—Podemos escaparnos de la fiesta, comprar algún licor por el camino y terminar la celebración en tu apartamento.
—Uy, hoy suenas bien dispuesto. Como que le estás cogiendo el gusto muy rápido, perrito — elevó la rodilla, acomodándola entre mis piernas y presionando mi paquete.
—¿Qué estás haciendo? Nos van a ver.
—¿Y? ¿Eso no haría más emocionante el asunto? Además, me parece que este pequeño se siente a gusto.
—Y lo está, créeme.
En sus labios se dibujó una sonrisa.
—Escapemos juntos — susurró en mi oído, poniéndome la piel chinita.
No nos despedimos de nadie, solo salimos del local de prisa, sin siquiera pensarlo dos veces. La adrenalina se mezcló con las ganas y el calor. No veía la hora de llegar a su apartamento, por eso puse el auto en marcha. Es una lastima que deba hacer parada antes de llegar. Bajarme en una gasolinera con una erección tan notoria como la que llevo, sería vergonzoso.

ESTÁS LEYENDO
Sigilo [✓]
RomanceNo hay secreto que dure cien años. Oscar Collins; es un hombre prepotente, prejuicioso y orgulloso. Su forma de ser desde su adolescencia le ha creado mala fama y todavía a estas alturas de su vida, le es difícil adaptarse a la sociedad. Oscar se...