Loco

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Más que por venganza, lo hice por gusto. La vida no es tan injusta como creí. Me ha dado el placer de verlo humillado, solo que siento que esto no es suficiente. Me temo que le he cogido el gusto muy rápido. Y es que, ¿quién no lo haría? Hace unas expresiones bastante estimulantes e interesantes. Siento que, de cierta manera, más que un castigo para él, ha sido uno para mí. Ahora tendré que ducharme con agua helada cuando llegue a la casa.

Lo vi salir del baño tiempo después, ni siquiera miró hacia mi escritorio, solo siguió caminando a toda prisa hacia su oficina. Al menos he descubierto que sí siente atracción hacia las mujeres, de lo contrario, no hubiera reaccionado así, ni mucho menos estaría en esa etapa de poner corazones a los nombres de contacto de su novia. Parece un niño cursi de primaria. No sé cómo alguien puede soportarlo. Hablando de soportarlo, ¿será que ella conoce sobre ese lado oscuro que guarda? Lo dudo mucho.

La Sra. Collins me llamó de nuevo a su oficina, y después de llevarle el café que me pidió y hablar sobre el viaje que se llevará a cabo a Phoenix Arizona en la semana entrante, regresé a mis labores. Debo prepararme mentalmente para ese viaje. Aunque no es un viaje de negocios, ella me pidió que le hiciera compañía y no pude negarme, pues su hijo no se inmuta. Desde que su esposo falleció, se ha sentido muy devastada y sola.

Ese señor era quien le patrocinaba cada cosa a Oscar. Por culpa de ese señor, fui expulsada del colegio que con tanto sacrificio mi mamá lograba pagar. Ese día que rodeé por las escaleras y resulté con una fractura en el brazo izquierdo, le creyó más a su hijo y con tal de defenderlo, fue capaz de reunir al comité de padres, maestros y al rector para que tomaran cartas en el asunto. Aunque él no fue quien me empujó, sembró cizaña en muchas chicas, haciéndome ganar más enemistades y recibir malos tratos.

Al principio trataba de defenderme, pero era yo, contra la influencia de un niño rico de papi, que con solo un chasquido de dedos podía tener de su lado al colegio entero si se lo proponía. Era evidente que estaba en desventaja.

Mis sueños de graduarme y hacer sentir orgullosa a mi mamá se vieron ultrajados por ellos dos. Pese a todas esas dificultades, terminé mi cuarto año con honores en una escuela pública. Aunque mis aspiraciones no eran convertirme en asistente, lo he visto como un escalón más para cumplir mis metas y, por supuesto, mantenerme económicamente. Además de que la experiencia y conocimiento nunca está de más. Me gusta mi ambiente de trabajo y, aunque la Sra. Collins es la madre de ese idiota, ella no tiene porqué pagar las prendas rotas. La Sra. Collins ha sido muy buena conmigo, me trata bien, y me da libertades y beneficios que en otro trabajo no tendría.

Durante la semana he notado cierto comportamiento extraño por parte de Oscar. Aunque me huye como el diablo a la cruz, se pasa de arriba para abajo entrando al baño que usamos el otro día. Cualquiera que lo viera pensaría que es una invitación indirecta, o simplemente el estar hurgando su agujero con tanta frecuencia, hace que esté visitando el baño más a menudo. El detalle es que he tenido que centrarme en los preparativos del viaje, de lo contrario, ya le hubiera dado sus buenas y merecidas nalgadas. Pero no tengo prisa. Lo habrá salvado la campana durante la mañana, pero la tarde será nuestra, pues la Sra. Collins debe asistir a un compromiso familiar y esa será la oportunidad perfecta para atacar.

Cabe destacar que ese bandido ha seguido al pie de la letra mi consejo. Ha implementado juguetes nuevos a sus trasmisiones, aunque la falta de experiencia es palpable, es por eso que le he estado preparando una pequeña sorpresita.

A la hora de almuerzo, quedé en visitar la tienda de Altagracia, una amiga de mi madre, quien maneja uno de los Sex shops más conocidos de la ciudad. Sé que me guardará el secreto, por eso acudí a ella. Pienso domesticar a ese perro rabioso.

Hay ciertos artículos que he querido probar en mí, pero aún no he tenido la oportunidad de usarlos, precisamente por eso pienso estrenarlos con él. El testimonio y experiencia de Altagracia me sirvió mucho para saber lo que me estaría llevando. Convencer a Emmanuel puede que sea complejo, por eso me daré el gusto con Oscar.

En mi bolso traje lo necesario y esperé a que la Sra. Collins abandonara la oficina para darle una visita a Oscar.

—¿Otra vez tú? Por lo visto, no te cansas— se levantó de la silla, cualquiera diría que me estaba esperando, pues realmente no había nada sobre su escritorio que dejase sobre dicho que estaba cumpliendo con sus obligaciones y responsabilidades.

—Eres un hijo muy ingrato. ¿No sientes cargo de conciencia por no inmutarte a siquiera tomar el trabajo en serio y cumplir con la única encomienda que te ha dejado tu madre? — cerré la puerta con seguro, solo para evitar sorpresas o interrupciones—. No me sorprende, si como hombre eres una escoria de la sociedad, como hijo eres mucho peor. Debe venir un tercero a hacer lo que como hijo te corresponde.

—¿Así que hoy estás de ánimo para reproches? Lo que suceda entre mi madre y yo, es cosa nuestra. No tiene nada que ver contigo.

—Pues es muy mío. Tú que tienes a tu madre contigo no eres capaz de mover ni un solo dedo por ella, mientras que otros como yo anhelamos tener ese privilegio que tú no valoras.

—Si ya acabaste con tu sermón y tus reproches, ahora lárgate de mi oficina, no me hagas llamar a seguridad para que te saquen arrastrada de aquí.

—Llámalos, me quedaré aquí esperando por ellos y con mi teléfono a la mano.

—Eres una cobarde. Veamos hasta cuándo te va a durar este chantaje.

—Ahorremos tanta habladuría y desnúdate.

Rodeé su escritorio, dejando mi bolso y el celular sobre el. Miró mi teléfono y trató de alcanzarlo, por lo que debía dejarle claro las cosas.

—Ni creas que seré tan tonta como para dejar ese material únicamente en mi dispositivo. No te imaginas en todos los lugares que he guardado esos vídeos tan explícitos de tu culo abierto.

Rechinó los dientes, quitándose de mala gana el traje. Había tocado su pecho y abdomen el otro día en el baño, pero no lo había visto de frente sin camisa. Para ser un inútil, se conserva en su punto. Su cuerpo bañado en aceite sería una vista espectacular. Se me ha hecho agua la boca.  

—No te hagas el que te disgusta, los dos sabemos bien que detrás de ese supuesto enojo, hay una perra oculta con ganas de experimentar cosas nuevas. ¿Crees que no me di cuenta de la manera en que has estado actuando todos estos días, moviendo ese trasero de un lado para otro para llamar mi atención? ¿Qué estabas esperando? Déjame adivinar, ¿esperabas que entrara a ese baño y te volviera a acribillar contra el lavabo? — agarré su erección por encima del pantalón, acercándome a su oreja—. A mí no me engañas. Eres un masoquista que se excita de ser humillado por una mujer.

Oí el suspiro que se aflojó de su garganta.

—Hoy haremos algo divertido. Darás la ronda que te toca por los departamentos, pero llevarás esto puesto — le mostré la abrazadera ajustable con pinzas de acero, y se le quedó viendo fijamente, como que las reconoció de inmediato.

—No pienso ponerme eso.

—El otro día te vi pasando trabajo. No pudiste ponerlas porque no preparaste el área primero, pero hoy te daré una lección gratis.

Se siente agradable palpar sus pectorales. Su piel es tan suave y él tan sensitivo. No sé por qué me enloquece que desvíe la mirada cuando la nuestra se cruza.

Besé su pecho, desviándome en dirección a su pezón y jugué con mi lengua alrededor de el. Su cuerpo es más honesto que él. Su piel es tan fresca, y su perfume tan varonil. Esos suspiros que deja escapar hacen mi mente volar con facilidad. No puedo creer que esté disfrutando tanto de esto. Esto es una tortura para mí.

—Hasta que por fin me miras — esbocé una sonrisa al atraparlo echándome una miradita.

—Estás loca.

—Más loco estás tú, por reaccionar así por una loca como yo.

Sigilo [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora