Nya ~°🥃

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Volkov terminando su turno en el trabajo se encuentra con un pequeño inconveniente

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Las gotas de lluvia chocaban en el parabrisas de su auto mientras manejaba tranquilo las calles de los santos para volver a su casa, había terminado su turno en la empresa exportadora de los Conway, un día tranquilo dentro de lo que cabía en esa caótica ciudad.

No sabía porque pero siempre a su jefe le pasaban cosas extrañas, ese día lo fueron a acusar de mafioso.

Dobló por aquellas calles que conocía de memoria y estacionó en la tienda veinticuatro horas enfrente de su apartamento, bajó corriendo para no mojar su pulcro traje y tomó algo rápido para poder cenar, le pagó a la dependienta con su tarjeta de crédito y salió con los productos en sus brazos.

Abrió la puerta trasera del auto dejándolos ahí y al cerrar la puerta escuchó entre el ruido de la ciudad y la lluvia un pequeño chillido.

--¿Hay alguien ahí? --Preguntó caminando hacía donde venia el sonido, los chillidos se hicieron más fuertes todavía y Volkov pudo identificar que eran.

Eran maullidos.

Sin importarle el hecho de que estaba quedando empapado por la lluvia se agachó hasta la altura de aquella caja mojada que se deshacía con solo mirarla y la abrió viendo al pequeño gatito todo mojado maullar por ayuda.

Su frío corazón de ruso en ese momento se derritió peor que helado en el desierto, con rapidez tomó al felino y abrazándolo sutilmente corrió nuevamente a su auto para conducir primeramente a una tienda de mascotas y luego a su casa.

Volkov nunca había sido de mascotas, sus padres mantenían una pequeña granja en Rusia y no había cosa que le desagradara más que estar con esos animales, luego con su cambio a Los santos y entrar a aquella mega empresa con suerte entablaba contacto con los perros de los policías que cuidaban las entradas, contrarió a todo el mundo que se paraban a acariciarlos, y menos con el Husky de su jefe que parecía odiarlo, sin hablar de la odiosa perrita Poodle de Horacio el de relaciones publicas, realmente los animales no eran lo suyo.

Pero nunca había probado con un gato.

Abrió como pudo la puerta de su apartamento dejando todas las cosas compradas en la encimera de su cocina, suspiró viendo la pequeña cabeza blanca asomarse por su traje mojado, sonrió levemente tomando dos botes blancos que había comprado en la tienda de mascotas y camino al baño dejando al gatito en le inodoro mientras preparaba el lavamanos como tina temporal, ajustó la temperatura a una aceptable para el felino y lo tomó dejándolo lentamente como le había dicho la chica de la tienda.

Antes de dejarlo completamente notó algo en el cuello del minino, curioso soltó con un poco de shampoo especial lo que parecía ser un hilo con un pequeño papel amarrado, asegurándose de que el animal no se escapara o dañara desdobló el papel leyéndolo dificultosamente por lo emborronado que estaba gracias a la lluvia.

"Pensé que mi madre me dejaría tener un gatito, pero no fue así, no tuve opción, o era dejarla aquí o ...si la encuentras por favor cuídala y dale todo el amor que yo no pude, tiene sus vacunas puestas, es hembra y apenas tiene unas semanas de vida...me siento horrible"

Leyó detenidamente perdiendo en el camino algunas palabras que se habían borrado completamente por la humedad.

Al parecer aquella gatita fue adoptada por una chica a quien su madre la obligó a deshacerse de la felina, quizás ese mismo día en la mañana o tarde, Volkov suspiró botando el papel a la basura y prosiguió a bañar al animal con sumo cuidado, su corazón estaba muy sensible y endulzado por la gata.

Al terminar la secó muy bien con la toalla y la dejó cerca de la estufa de pared que tenía, justo sobre la camita que había comprado, aprovechó de cambiarse la ropa por su pijama y preparó la cena para él y su nueva mascota.

Porque si, esa gatita era ahora de él.

Se sentó en el sillón prendiendo la televisión y dejó el plato de comida húmeda para gatos en el piso, comió su cena viendo una película hasta que sintió como la gatita se acomodaba entre sus pies para descansar ahí, Volkov rio acariciándole las orejitas y siguió viendo la tele.

Cuándo término la película tomó a su pequeña amiga dormida y la dejó en su camita, era blanca, con un pelaje esponjoso que le recordaba a la nieve que caía en invierno por allá en Rusia, sonrió apagando la televisión yendo al baño para lavarse los dientes y la cara, una vez terminado se acostó en su cama escuchando las gotas de lluvia chocar con su ventana, cerró los ojos cayendo lentamente en un sueño tranquilizador, mañana tenía que volver a trabajar.

Tendría que volver a ajustar las cuentas y marearse con los grandes números que generaba esa empresa.

Pero antes de poder caer totalmente dormido entre sus preocupaciones laborales las pequeñas garritas chocando contra su suelo le avisaron que la gatita venía a su habitación, el maullido y el pequeño tirón en sus sabanas le confirmaron lo que creía, la peluda bola blanca se quería acostar con él.

Río medio dormido y la subió diciéndose mentalmente que seria la última vez que la dejaría subir a la cama para dormir, así ambos con la compañía del otro durmieron plácidamente toda la noche.

(...)

A la mañana siguiente la alarma de Volkov sonó despertándolo, la apagó de un manotazo y vio a esa pequeña bola de nieve dormir encima de su pecho.

Suspiró tomando su teléfono y marcó el número del señor Conway.

--привет Conway ...verá, hoy no podré ir a trabajar...no me siento muy bien -- Avisó con una sonrisa escuchando como su jefe se creía esa pequeña mentira.

Una vez colgó se volvió a acostar sin moverse mucho para no despertar a la que iba a ser la reina de esa casa.

One Shots ~• GTA RolplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora